PABLO GUIMÓN

El presidente choca de nuevo con el doctor Fauci al insistir en el uso de la hidroxicloroquina, tratamiento prometedor pero aún no aprobado por la ciencia

“Pero qué sé yo”, añadió Trump, “yo no soy médico”. El que sí es médico, y muy prestigioso, es Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas y figura clave en la respuesta a la pandemia en la Casa Blanca. Pero cuando un periodista trató de que Fauci aportara su autorizada opinión respecto al uso del medicamento, el presidente interfirió para impedir que respondiera sobre un tratamiento ante el que el doctor viene mostrándose más cauto. “¿Sabe cuántas veces ha contestado a esa pregunta? Quizás 15”, interrumpió Trump, cortando prácticamente el paso a Fauci.

La hidroxicloroquina es un antiviral que podría combatir directamente al SARS-CoV-2, causante de la enfermedad Covid-19. Usada también para reducir la inflamación en el tratamiento de la artritis reumatoide y del lupus, esos efectos antiinflamatorios podrían aliviar los síntomas de los pacientes de Covid-19 con peor pronóstico. Ha habido ensayos clínicos limitados, pero ninguno significativo que haya demostrado su eficacia contra el coronavirus. Investigadores chinos publicaron uno la semana pasada que concluía que el fármaco aceleraba la recuperación de pacientes moderados, pero no ha sido revisado con estándares académicos.

Los ritmos de la ciencia desafían la paciencia de Trump, que aseguró el domingo que el Gobierno federal ya ha adquirido 29 millones de píldoras del fármaco y los está enviando a laboratorios y hospitales. “No tenemos tiempo para decir: ‘Venga, vamos a tomarnos un par de años para probarlo’, y vamos a probar con tubos de ensayo y laboratorios. Me encantaría hacerlo, pero tenemos a gente muriéndose hoy”, dijo el presidente.

Algunos hospitales estadounidenses la están administrando en un intento desesperado de salvar a pacientes muy graves que se quedan sin opciones, pero muchos expertos advierten de que entraña riesgo, como la posibilidad de producir arritmias que puedan derivar en paro cardiaco. El propio Fauci, según publicó la web Axios, combatió el optimismo imperante hacia el tratamiento, en una reunión del equipo de trabajo en la Sala de Emergencias de la Casa Blanca, que acabó en una discusión acalorada entre el doctor y Peter Navarro, economista y consejero del presidente, que supervisa las cadenas de suministro relacionadas con la crisis del coronavirus.

Un hombre ya ha fallecido, en Arizona, al automedicarse con una sustancia para peceras que contiene el mismo principio activo que el fármaco antipalúdico. Y los médicos temen también que un repentino aumento de la demanda del medicamento deje sin él a pacientes que lo necesitan para sus indicaciones tradicionales.

Una de las voces que escucha Trump en este debate es la de Rudy Giuliani, según el propio exalcalde de Nueva York aseguró en una entrevista. Sin formación médica, el abogado personal de Trump y polémica figura central en la investigación del impeachment del presidente ha añadido a su difuso rosario de servicios al Estado el inesperado rol de asesor seudocientífico de un comandante en jefe ansioso por encontrar atajos en la lucha contra el coronavirus. En llamadas personales con Trump, Giuliani aseguró que ha estado tratando de convencer al presidente de las bondades de la hidroxicloroquina. “Le dije lo que yo sabía del fármaco”, ha explicado el abogado, que en su cuenta de Twitter y en un podcast que graba desde su apartamento de Nueva York promociona este y otros tratamientos para una crisis sanitaria que, igual que el presidente, también él subestimó gravemente al principio.

Fuente: El País