La tercera Aparición del Resucitado acontece en la oscuridad de la noche, en el lago de
Tiberiades, a los 7 Discípulos del Señor, encabezados por Simón Pedro, el Pescador. Perdimos a su Sucesor hace dos semanas. Oramos en esta Misa por su descanso y por su nuevo Sucesor que pronto será elegido del Colegio Cardenalicio.

Cuando nuestra vida sufre un cambio drástico hay que volver a las cosas básicas y sencillas. Así lo hizo Simón Pedro, junto a sus compañeros.

Al no obtener fortuna alguna, Jesús acude en su ayuda, tal cual lo hará con nosotros.

Quien siga esforzándose y laborando verá la providencia del Cielo, una nueva multiplicación de los peces.

El Discípulo Amado verá la mano del Señor favorecer sus esfuerzos, aunque el desánimo y las lágrimas aparezcan reiteradas veces.

La invitación es acercarnos al fuego de la hoguera encendida en la noche de Pascua que encendió el Cirio de la Luz de Cristo y nos lleva a compartir el fruto de nuestros afanes.

Tenemos mucho porque esforzarnos y muchos, más de 153, por quienes alcanzar una nueva pesca milagrosa por la fe en Jesucristo, resucitado de entre los muertos.