Comulgar del fruto de la Vid Verdadera en Pascua implica agradecer e imitar el amor más de Cristo, su amistad y su servicio, es decir, dar la vida por los demás, cumplir el mandamiento nuevo de la caridad cristiana.
Es lo que ha dicho el Papa salido de Chiclayo en Perú a nosotros, discípulos del Señor en continuidad con la trayectoria del Papa Francisco y sus antecesores:
«La humanidad lo necesita (la luz de Jesús) como puente para ser alcanzada por Dios y por su amor. Ayúdennos también ustedes, luego ayúdense unos a otros a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz».
Desechemos tantos prejuicios con las razas, cancelemos esa gran cantidad de resentimientos y deseos de venganza contra los que nos han ofendido, dediquemos la vida a gastarla en profundizar en el estudio de la fé católica, en obras de caridad a favor de las personas de buena voluntad y a cultivar la paz tan necesaria.
Pero lo más importante es aplicar una frase que escuche a una señora decir: el que habla mal y actúa para dañar a otra persona, habla mal de, y quiere hacerle daño a Cristo.