La brisa recia de Pentecostés quiere conducir la Barca de la Iglesia.

El fuego del Espíritu quiere purificar a sus Corderos y Ovejas del Rebaño.

¡Qué misión tiene Pedro en la actualidad de tales dimensiones en una época en que se abandona la Iglesia!.

SÍGUEME, ha dicho el Resucitado a Pedro joven, anciano y a la hora de su muerte.

La pregunta perpetua será: ¿Me amas?… Y nuestra respuesta siempre ha de ser, no importando la circunstancia, la hora y lo alcanzado: SEÑOR de la Pesca Milagrosa Y DUEÑO del Rebaño, JESUCRISTO, TÚ LO SABES TODO Y SABES QUE TE QUIERO.