Todos pasamos momentos en que las cosas no tienen sentido y dejamos de creer. Transitamos la Pascua.

Son las grandes oportunidades que nos hacen salir debajo de la tierra y resucitar para abandonar nuestro confundir el amor con la cercanía a personas por pura conveniencia, renunciar egoísmo de los placeres momentáneos y esteriles, y destronar a la vanidad o prejuicios, criterios e ideas mundanales.

Seamos valientes, no tengamos miedo, comulgamos para seguir la vida con propósito de hacer el bien sin desanimarnos ni apoyarnos.

Caminamos hacia el Nuevo Pentecostés de la Iglesia.

Santos Mártires Marcelino y Pedro… Rueguen por nosotros.