Algo de lo que tenemos que estar bien claros es, que más allá de las
limitaciones humanas y los pecados personales, la Fé Católica se fundamenta en el Credo de los Apóstoles sustentada por el ministerio del Obispo de Roma, Sucesor de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo.

Ambos martirizados en la primera persecución que ordenó un emperador contra los cristianos. Nerón Cesar también condenó a la muerte como antorchas humanas a otros cristianos que cada 30 de junio honramos, los Santos Protomártires Romanos.

No solo celebramos hoy a San Pedro como el Nuevo Moisés y a San Pablo como el Nuevo Elías, sino su amistad con Cristo Jesús, su Comunión con Cristo, el Hijo del Dios vivo, en los trabajos y fatigas, en las alegría y las penas de cada día.

Ellos son nuestros modelos para vivir la vida presente con Aquel que nos amó y se entregó por nosotros.

Su camino, semejante al nuestro en aciertos y equivocaciones:

Pedro, pescador y pecador, valiente y cobarde, negador y confesor.

Pablo, perseguidor y perseguido, fundador de comunidades y combatiente de sus herejes e indisciplinados, paternal e irascible en un abrir y cerrar de ojos.

En común tuvieron la experiencia del conocimiento del Cristo, de su perdón y de su misericordia para todos. Estos son los requisitos para ser Pastor de la Iglesia Universal. Oremos por el Santo Padre León XIV.