Es más difícil practicar las obras de misericordia que hacer sacrificios. Requieren de un esfuerzo importante, nadar contra corriente y dar voces en el desierto.
No son suficientes los actos religiosos. El ser humano necesita primero de las cosas más básicas y elementales para su subsistencia. Si a nosotros nos sobra, Dios nos ha provisto misteriosamente, nos ha elegido, para compartir con los hambrientos y desprotegidos.
Además del Pan de cada día, está el pan de la enseñanza, la mesa familiar en la que se ha de compartir, las labores de cada para realizarnos como personas integrales e íntegras y el compromiso comumitarion desarrollo humano de los pueblos. Un no al individualismo egoísta.
Los campos nos han sido encomendamos para poner la tierra a producir. La creación nos exige una mejor y justa administración.
Es normal que la oposición y los desánimos atenten contra nuestra misión caritativa en los ambientes en que nos desenvolvemos.
Tal como hizo Cristo, su caridad y solidaridad en toda ocasión debe primar en nuestro actuar y en nuestro discurso. No desistamos. Son MUCHOS los que nos necesitan.