Los ancianos necesitan Pan del Cielo.


Desamparados, solitarios e impedidos deben ser socorridos, sacados de las calles donde deambulan, tirados en el suelo e inválidos. Es urgente la creación y mantenimiento de asilos. ¿Cómo será nuestra vejez? ¡Si llegamos a ella! Hay que hacer lo posible por prepararla.

Pedimos por los que se dedican al cuidado de los mayores. Son ellos fundamentales para toda sociedad.

De la Santa Catalana Jornet e Ibars, canonizada por el Papa San Pablo VI, recibimos estás palabras dichas por Obispo de Roma aquel 26 de enero del 1974: Al contemplar la figura de la nueva Santa y de la multitud de vírgenes que en el Instituto por ella fundado inmolan su vida por los ancianos desamparados, sentimos que el ánimo se nos inunda de afecto indecible. ¡Servir a los Ancianos Desamparados! Sabemos bien que son miles y miles las personas que han podido beneficiarse de tan espléndida corriente de gracia y caridad. Esta da un matiz peculiar al carisma confiado a Santa Teresa, que se insiere con fuerza lógica en la misión misma de Cristo y de todo apóstol: «para evangelizar a los pobres me ha enviado» (Luc. 4, 18.

Dediquemos nuestros esfuerzos a la obra de misericordia de asistencia a los envejecientes. Ellos también son sacramento viviente de salvación.