Canonizado junto San Juan Pablo II por el Papa Francisco, un campesino de familia tan numerosa y pobre en extremo, fue llamado para dar inicio a la Purificación y renovación de la Iglesia Católica.

Pidió San Juan XXIII un Nuevo Pentecostés al Espíritu Divino para la Iglesia Católica, con San Pedro y los Apóstoles a la cabeza, en torno a María Virgen, la Madre del Señor.

San Pablo VI, su amigo y sucesor en el pontificado dijo de Angelo Roncalii:

«Juan XXIII, dio al mundo entero el ejemplo de su bondad singular. Nos queremos evocar de forma particular y con una piedad agradecida y emocionada la figura del llorado Juan XXIII, que en el período breve pero muy intenso de su ministerio ha sabido llegar al corazón de los hombres, incluso a los más alejados, por su incesante solicitud, su bondad sincera y concreta hacia los humildes, por el carácter eminentemente pastoral de su acción, cualidades éstas a las que se añadía el encanto particular de los dones humanos de su gran corazón. Los rayos lanzados sobre las almas han sido una sucesión de claridad en claridad, como una llama ardiente, hasta el sacrificio extremo de saber soportar con esta fuerza de alma que emocionó al mundo, apretando a todos los hombres en torno a su lecho de dolor y convirtiéndolos cor unum et anima una en un gran impulso de respeto, de veneración y piedad».

San Juan XXIII… Santos Papas del Vaticano II… Rueguen por nosotros y por el mundo entero.