Las personas adultas requieren de una fe adulta. Capaz esta de superar los desencantos, las desilusiones, lo angosto y tortuoso del camino.

Dice el libro de los Proverbios, el hombre propone y Dios dispone. Dice un dicho norteamericano: ¿Quieres que Dios sonría,? cuentale todos tus proyectos.

Lo seguro es que a toda hora la voluntad de Dios es que hagamos el bien y sin miramientos de personas. Los días sagrados son para ello. Los bienes que recibimos aún más. Su destino debe ser el de mejorar la existencia de aquellos a los que alcanzamos.

Cada 31 de octubre, desde el sufrimiento del Movimiento Ecuménico, oramos para que la maldición de babel de la división entre católicos y protestantes desaparezca por los caminos milagrosos que solo Dios puede realizar.

Recemos juntos, hombres de toda raza, lengua y nacionalidad la oración que Cristo nos enseñó: Pater Noster.