¡Oh, Gran Maestro Eugenio María de Hostos! Los hostosianos que en esta mañana del 11 de agosto del año 2018 venimos a rendirte tributo póstumo, con ocasión de cumplirse el 115 aniversario de tu partida física,  sabemos lo que fue tu lucha por la redención de estos pueblos antillanos; venimos a ofrendarte, con estas flores, la más profunda y sincera expresión de gratitud por tu luminosa obra transformadora de la enseñanza en la patria de la que fue tu más fiel colaboradora, la eximia educadora Salomé Ureña de Henríquez, cuyos restos también reposan en este solemne Panteón de la Patria, próximos a los tuyos, como simbolizando quizá que  ni la muerte pudo romper el lazo de amistad solidaria que los unió.

Sí, ejemplar Ciudadano de América, fue un día como hoy, pero de 1903, a las 111/4 de la noche, durante una perturbación atmosférica, cuando tuvo lugar tu deceso. Rugía la naturaleza con sus rayos y truenos en la Primada Ciudad de América que te acogió como a un verdadero hijo. Esa naturaleza expresaba su dolor por tu partida definitiva.

Francisco Henríquez y Carvajal, uno de tus más fervientes colaboradores en tu r leídas afanosa empresa transformadora del sistema educativo dominicano, fue tu médico de confianza, tu médico de cabecera. En su ofrenda a ti, titulada «Mi tributo», él dice: 

Es preciso conocer a Hostos; profundizarlo, para conocerlo; conocerlo, para encantarse en él; encantarse en él, para amarlo; amarlo, para darlo a conocer, para enseñarlo como es él en verdad; conocerlo profundamente, conocer en todo su alcance el gran poder de su mente razonadora y el noble sentimiento que lo animó, que le dio siempre una fisonomía de inacabable bondad, para, tal como es, mostrarlo al pueblo

Las lágrimas vertidas en aquel entonces por ese pueblo compungido que lloraba tu muerte hoy regresan y brotan de nuestros corazones, porque el olvido no ha vencido la luz que emerge de tu recuerdo. Y es que tú no has muerto, Maestro de América; tú no puedes morir, porque sigues viviendo en el espíritu de los hostosianos que insistimos en mantener viva tu memoria. Por eso estamos aquí, con estas flores paridas por esa naturaleza que tanto amaste y valoraste. ¡Tu luz no se apagará jamás, Gran Maestro Eugenio María de Hostos!

____________________________________________________________________
*Estas palabras fueron escritas para ser leídas a las 11:00 a.m. del viernes 11 de agosto de 2018 en la ofrenda floral ante la tumba de Hostos, en el Panteón de la Patria de la ciudad de Santo Domingo, pero debido a una falta de coordinación protocolar de la Liga Hostosiana-Capítulo UASD eso no fue posible. Quedan para la historia hostosiana.