La profesora de la universidad Abat Oliba CEU, Teresa Pueyo, refuta algunos mitos fundacionales del feminismo y alerta de sus próximas perspectivas.

José María Carrera

Sexo por doquier, compromiso militante; excesos; siglos de lucha; todos, todas y todes; miembros y miembras… son solo algunas de las imágenes que invaden los pensamientos del que evoca una ideología: el feminismo. Sin embargo, hay un planteamiento que gran parte del mundo comparte, y es que esta doctrina surgió para defender a la mujer y que, en todo caso, su deriva actual es un exceso que no representa al auténtico feminismo. Pero, ¿y si todo fuese mentira?

Es, al menos en parte, una de las tesis principales de la doctora María Teresa Pueyo. Ella es madre de familia y profesora de la Universidad Abat Oliba CEU de Antropología,  Sociología y Doctrina Social de la Iglesia. En relación a su tesis El contractualismo en la génesis de la teoría de género: El poder como constructor de la realidad, Pueyo ha impartido una conferencia en el canal de la Milicia San Luis IX, donde ha repasado la trayectoria del feminismo desde sus orígenes hasta la actualidad.

En su intervención, Pueyo no solo refutó algunos de los grandes mitos del feminismo, sino que también alertó a la sociedad de cómo las premisas de cambio y «revolución» surgidas de esta doctrina podrían llevar, en última instancia, a la desaparición de lo propiamente humano, siendo el claro antecedente de lo que ella llama posthumanismo.

Destacamos cuatro de los aspectos más relevantes mencionados por la doctora Pueyo para «combatir el feminismo»:

1º La mujer, «producto intermedio entre el macho y el castrado»

Uno de los aspectos más llamativos de la ponencia fue la afirmación de que el feminismo no solo no defiende a la mujer, sino que de hecho la infravalora. Al menos, según grandes exponentes feministas. Es el caso de Simone de Beauvoir, a quien cita para argumentar como, según el feminismo, «la mujer no ha aportado nada en la historia».

En este sentido -expone- Beauvoir «no pide que se reconozca el valor del trabajo de la mujer, sino que cree que este no tiene valor. Beauvoir dice -en El Segundo Sexo– que la mujer es un `producto intermedio entre el macho y el castrado´, que no es verdaderamente humana».

Y podría pensarse: ¿por qué dice esto sobre la mujer una de las mayores exponentes feministas? Pueyo encuentra el motivo en que, «como materialista, para Beauvoir solo tiene valor aquello que es material que participa del mercado. Una de las cosas propias del varón ha sido el trabajo fuera del hogar a cambio de un salario y para ella es lo que tiene verdaderamente valor. Mientras que cuando juzga la labor de las mujeres en la historia, -principalmente el cuidado del hogar y la familia sin recibir un salario-, lo mira y dice que [las mujeres] no han aportado nada«.

Lo llamativo, añade Pueyo, es que Beauvoir no pide «que se reconozca el valor» de ese trabajo -pues en sí no lo tendría- sino «sacar a la mujer del hogar para que pueda trabajar, generar un beneficio y ser verdaderamente humana como los varones».

Teresa Pueyo.

Teresa Pueyo, durante su ponencia en torno a la ideología de género, llamó a tener esperanza en la naturaleza creada por Dios ante el feminismo y alentó a combatir esta ideología «por nosotros y por nuestros hijos». 

2º El sufragismo no es feminismo

Suffragette, dirigida por Sarah Gavron en 2015, es una de las producciones que más ha contribuido a extender el mito de que el feminismo, tal y como es presentado en nuestros días, encuentra sus orígenes en el movimiento sufragista -para la obtención del derecho al voto femenino- de principios del siglo XX.

Un mito que, para Pueyo, es del todo falso.

«El sufragismo empieza con una reunión de 12 mujeres en Seneca Falls (Nueva York), donde se reúnen y hacen un manifiesto, la Declaración de Sentimientos [que dice]: «La mujer está siendo obligada a vivir en una posición que es contraria a la que Dios creo en la naturaleza», dice el manifiesto.

«Ellas reclaman que se restaure la dignidad de la mujer por la naturaleza que Dios le ha dado. Esto no tiene nada que ver con el feminismo existencialista que dice que es todo construido y que Dios no existe. Si esta la idea de restaurar algo que es bueno objetivamente. Cuando uno ve la vida de las sufragistas, eran mujeres de familia en cuyas cabezas no habría cabido el aborto», menciona Pueyo.

Recurre a las palabras de una referente sufragista para probarlo, Alice Paul, la fundadora del Partido Nacional de las Mujeres, que negoció en el congreso de Estados Unidos la aprobación de la decimonovena enmienda que dio el voto a las mujeres: `El aborto es la mayor violencia contra la mujer, es violarte en las entrañas´».

«Ambas corrientes tienen en común que hablan de la mujer y de derechos, pero el fundamento antropológico es completamente diferente. Además, las mujeres no votaban pero los hombres tampoco. Es el caso de los negros o los pobres. El sufragismo es una cuestión de sufragio universal, no de feminismo. El feminismo se apropia de este movimiento porque le aporta una enorme legitimidad«, explica.

3º La gran paradoja: el feminismo ha matado a la mujer

La doctora Pueyo se detiene especialmente en lo que considera «la gran paradoja» del feminismo y a raíz de una de las mayores representantes vivas del feminismo, Judith Butler (1956).

Butler, explica, «es tan lista que lleva a sus últimas consecuencias lo que han hecho feministas anteriores» y cae en que «si ser mujer es la imposición de la voluntad del patriarcado, la expresión de su deseo, es lo mismo que decir que nadie lo es, que ser mujer es solo una idea, una construcción, pero que no existe».

«La gran paradoja del movimiento feminista, de la que se da cuenta Butler, es que el movimiento que nominalmente se refiere a la defensa de lo femenino tiene un profundo resentimiento de la mujer y, al decir que la feminidad es una construcción, el feminismo ha acabado negando que exista la mujer. Ha acabado matando a la mujer como concepto», expone.

De hecho, añade Pueyo, «si la mujer es una construcción del patriarcado», Butler llegaría a considerar que «defendiendo a la mujer estaríamos consolidando el patriarcado. Si el feminismo es verdadero entonces no hay mujer» y, en este caso, «el feminismo no tiene razón de ser», sentencia.

4º «El feminismo será de clase o no será»… ¿o sí?

Al contemplar el feminismo en España, el de carácter «liberal» brilla por su ausencia y casi en su totalidad se adscribe al espectro de la izquierda política, siendo el paradigma la consigna de que «el feminismo será de clase o no será».

Sin embargo, la doctora Pueyo considera que lejos de esta apariencia de un feminismo revolucionario, este vive y necesita del sistema capitalista para sobrevivir. De hecho, «participar del mercado» es lo que, según Pueyo, necesita y desea el feminismo para lograr la plenitud.

Lo argumenta explicando como en la mujer, por ejemplo, «la crianza» de los hijos ha sido «externalizada» a través de guarderías para que esta pueda trabajar como un hombre. Algo que le da que pensar a la doctora que «por el mismo motivo se externaliza la gestación», lo que se puede ver con los vientres de alquiler -apoyado por muchas feministas- y que «sucederá con los artificiales».

«Es el negocio perfecto porque así la madre de origen sigue trabajando como un hombre y la madre gestante cobra por ello, con lo cual todo el mundo trabaja y participa del mercado, que es lo que Simone de Beauvoir decía que era `la plenitud de la humanidad´».

Hacia el fin de lo humano

A lo largo de su ponencia, que puedes ver aquí, Pueyo menciona otros interesantes aspectos y lo que a su juicio es la preocupante consecuencia última del feminismo, como es la destrucción de lo propiamente humano: «Quiere construir una nueva humanidad mediante la técnica sin más compás ético que la voluntad. Y como el deseo no tiene límite, a donde lleva el [feminismo de] género es a un mundo posthumano, en el que el cuerpo será transformado hasta el infinito a conveniencia del deseo», denuncia.

Es por ello que considera la teoría de género como el tablero en el que «está en juego todo lo humano«, y las perspectivas no son alentadoras.

El caos sexual, ¿muestra de esperanza?: una llamada al combate

¿Hay esperanza? Para Pueyo, dos rasgos muestran que sí.

Uno parte de la propia sociedad, pero debe ser movilizada.  «Al principio estas libertades son algo marginal que se reclaman para uno mismo, para un colectivo, pero que luego adquieren un gran poder cultural, se conquista el poder y se convierten en imposiciones. Esto es lo preocupante», explica.

Por eso, el feminismo «es un tema fundamental que tenemos que combatir, por nosotros y por nuestros hijos». «Hay que cortar desde ya en estas imposiciones del poder, hay que combatirlas ya, porque solo irán a más y a peor», afirma.

Y concluye: «La naturaleza humana existe. Consiste en ser amado y no se puede renunciar a ello. Dios nos ha hecho por amor y para amar. Cuando el individuo se absolutiza, aunque se le niegue, Dios sigue existiendo, por eso el hombre aunque no crea, nunca dejara de buscar el amor ni de ser amado. Esta hipersexualización, al negar la naturaleza, la esta afirmando. No es más que la búsqueda desesperada de sentido«.  

Puedes ver aquí la conferencia completa de la doctora Teresa Pueyo Torquero.

Fuente: https://www.religionenlibertad.com/