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La creación de un gremio de escritores dominicanos en Estados Unidos es una necesidad

Por iniciativa nuestra, y en una de esas visitas literarias que desde 1993 solemos hacer a los Estados Unidos de América (USA), el domingo 9 de enero del año 2011, en la ciudad de Nueva York —específicamente en Manhattan, en el 700 West de la 178 Street—, quedó formado un Comité Gestor cuya misión sería «trabajar en la creación de la primera Asociación de Escritores Dominicanos en los Estados Unidos de América». Fue en el apacible hogar de la poeta y amiga Yvelisse Fanith, en el desarrollo de una tertulia armada con motivo de nuestra visita a la gran urbe. Afuera, el frío invierno fue testigo de aquel acontecimiento.

Ese Comité Gestor quedó integrado por los siguientes escritores: Claribel Díaz, poeta y ensayista; José Segura, educador y poeta; Amín Cruz, investigador y periodista; Eduardo Lantigua Pelegrín, narrador y poeta; Yrene Santos, poeta y educadora; Yvelisse Fanith, poeta y gestora cultural; José Miguel de la Rosa, poeta y dramaturgo; Rubén Sánchez Féliz, narrador y ensayista; y Miguel Collado, investigador y profesor universitario. Díaz sería la Coordinadora y Collado, por residir en República Dominicana, sería una especie de Asesor Honorífico. Quizá proceda, ahora, reestructurar ese comité tomando en cuenta otros autores importantes: Daisy Cocco De Filippis, Silvio Torres-Saillant, Franklin Gutiérrez, Miguel Aníbal Perdomo, Juan Matos, Marianela Medrano, Miriam Ventura, Tomás Modesto Galán, René Rodríguez Soriano, Jorge Piña, Dinorah Coronado, José Alejandro Peña, Elizabeth Balaguer, Lourdes Batista-Jakab, Kianny N. Antigua y Elsa Batista, por ejemplo.

Luego de constituido el gremio de escritores, con una Junta Directiva elegida democráticamente de acuerdo a lo establecido en la legislación estadounidense sobre entidades sin fines de lucro, la idea era proceder a su incorporación, lo que permitiría un mejor funcionamiento institucional. Para su capitalización, los miembros pagarían cuotas periódicas (trimestrales o anuales) y harían aportaciones especiales conforme a sus posibilidades y voluntad. Todo eso, lógicamente, quedaría regido por los Estatutos sociales del gremio.

Se acordó, además, que el objetivo fundamental de la entidad sería «proteger a los escritores y a sus obras, cualquiera que sea su medio de difusión, así como fomentar la unión y la solidaridad de todos los escritores dominicanos radicados en los Estados Unidos de América, representando y defendiendo sus intereses profesionales y teniendo como finalidad la cooperación entre ellos, pero siempre manteniendo vínculos de colaboración y de intercambio con los escritores que hacen vida intelectual en nuestro país de origen.»

Tanto Claribel Díaz como nosotros consideramos en aquella memorable tertulia que en los Estados Unidos, y específicamente en New York, donde vive el mayor número de autores dominicanos, se hace necesaria la existencia de un mecanismo que facilite la promoción y difusión del libro dominicano.

Bien organizados, convirtiéndose en una fuerza institucional sólida, los escritores dominicanos residentes en dicho país podrían, como parte de una estrategia de autogestión, instalar su propia librería para vender sus obras, montar una feria del libro anual, dar recitales literarios en las universidades y extender su accionar, desde Nueva York, hacia todo el territorio de América del Norte mediante el sistema de filiales o delegaciones. Incluso, el gremio también podría tener unas oficinas y local para la realización de eventos y actividades como: presentaciones de libros, tertulias, coloquios, seminarios, exposiciones bibliográficas y de arte y montaje de obras de la dramaturgia dominicana.

Casi ocho años después de aquel frustrado intento de crear un gremio de los escritores dominicanos radicados en la patria de Walt Whitman percibimos que en los momentos actuales se hace más necesaria esa unidad planteada por nosotros la noche del domingo 9 de enero del año 2011 en Manhattan.

Por consiguiente, proponemos a dichos escritores retomar nuestra inquietud de entonces y trabajar en la creación definitiva de la ASOCIACION DE ESCRITORES DOMINICANOS EN LOS ESTADOS UNIDOS, entidad que también podría llamarse ESCRITORES DOMINICANOS UNIDOS EN ESTADOS UNIDOS. El nombre es lo de menos: lo importante es la UNIDAD. Desde la República Dominicana seguiremos brindando el apoyo ofrecido en el año 2011.