La apertura al Espíritu Santo de los Padres Conciliares se hace presente por las constantes llamadas de atención de los Papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco sobre la recta lectura del Concilio Vaticano II que lleve a una praxis reconciliadora por la búsqueda de la jerarquía de las verdades, y así desde ella, superar las falsas antinomias.

La renovación necesaria debe estar enmarcada en la continuidad tal como ha procedido la Iglesia a lo largo de los siglos.

Es difícil a 60 años de distancia evaluar la importancia del Concilio Vaticano II.

Normalmente los grandes concilios han terminado de ser “recibidos”, asumidos y llevados a la práctica en cuestión de siglos.

En el caso del Vaticano II tomará tiempo en producir los cambios que impulsa por su originalidad en el modo de plantearse y desarrollar sus temas, por el consenso alcanzado en la votación de sus documentos y por mayoritaria aprobación.

Esta investigación busca que la gran obra del Papado de San Pablo VI, el CVII, se medite y se difundan sus enseñanzas para cooperar en su plena aplicación y profundizar el ser de la Iglesia, lo fundamental de los sacramentos, la necesidad de llevar una vida moral más radical y amar aún más a aquellos que nos han precedido en el cielo junto a Jesús, nuestro Señor y Maestro, lo que implica el conocimiento de la vida y la obrab de los Santos siempre en comunión y con sus imágenes sagradas, el rezo por las almas de los fieles difuntos, especialmente en la Santa Misa, y clarificar los conceptos de la Madre Iglesia, siempre Maestra, que significan un largo y duro proceso de conversión.

El conocimiento del Magisterio de San Pablo VI y del Concilio Vaticano Ecuménico Vaticano II, en especial, su constitución central Lumen Gentium, quiere afianzar nuestro amor a la Iglesia en su dimensión ecuménica, escatológica y mariana.

En la presente investigación doctoral nos acercaremos a la Constitución Dogmática sobre la Iglesia del 21 de noviembre de 1964 para contestar a la pregunta:

¿Se consolida, en la Iglesia universal y en las Iglesias particulares, la eclesiología de comunión de la Lumen Gentium, en el espacio y con las formas varias de participación propias de cada vocación dentro Pueblo de Dios, sin incurrir en un sociologismo que no refleja la visión católica de la Iglesia y del auténtico espíritu del Vaticano II?

También pretendemos responder a estas otras preguntas:

¿En qué medida la Palabra de Dios ha llegado a ser plenamente inspiradora de toda la existencia cristiana y el alma de la teología, como pide la Dei Verbum, Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación del 18 de noviembre de 1965?

¿Se vive la Liturgia, especialmente la Eucaristía, como «fuente y culmen» de la vida cristiana eclesial, según la Sacrosanctum Concilium, Constitución Pastoral sobre la Sagrada Liturgia del 4 de diciembre de 1963?

¿Se promueve un verdadero compromiso del cristiano desde la Comunidad Eclesial Eucarística en la sociedad, en vistas a la construcción de un mundo más humano, más acorde al cumplimiento de los mandamientos de la ley de Dios como pide la Gaudium et Spes, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el Mundo Actual del 7 de diciembre de 1965?

En el 1973, el Papa San Pablo VI pide que este diálogo en el Espíritu de Dios se caracterice por el amor, la verdad, el respeto a la vida, la paz, el perdón, la reconciliación, la renovación de las costumbres, la justicia, y la apertura realizando: «Un estudio nuevo y un culto nuevo del Espíritu Santo como complementos indispensables de la enseñanza del Concilio».

Ubicaremos al Papa San Pablo VI, en primer término, desde el anuncio de Jesucristo en el corazón de la misión de la Iglesia, como manifiesta su magisterio papal:

En sus Encíclicas:

+ Ecclesiam Suam (6-8-1964), sobre los caminos que la Iglesia Católica debe seguir en la actualidad para cumplir con su misión.

+ Mysterium Fidei (3-9-1965), sobre la doctrina y culto de la Santa Eucaristía.

+ Populorum Progressio (26-3-1967), sobre la necesidad de promover el desarrollo de los pueblos.

+ Sacerdotalis Caelibatus (24-6-1967), sobre el celibato sacerdotal.

+ Humanae Vitae (25-7-1968), sobre la regulación de la natalidad.

En sus Exhortaciones Apostólicas:

+ Marialis Cultus (2-2-1974), sobre la recta ordenación y desarrollo del culto a la Santísima Virgen.

+ Petrum et Paulum.

+ Gaudete in Domino (9-5-1975), sobre la alegría cristiana.

+ Evangelii Nuntiandi (8-12-1975), acerca de la evangelización en el mundo contemporáneo.

En sus Cartas Apostólicas:

+ Octogesima Adveniens (1971), con ocasión del 80 aniversario de la encíclica Rerum Novarum.

Declaraciones:

+ Persona Humana (29-12-1975), acerca de algunas cuestiones de ética sexual.

+ Inter Insigniores (15-10-1976), sobre la cuestión de la admisión de las mujeres al sacerdocio ministerial.

Otros documentos importantes para nuestros fines son:

+ La Constitución Apostólica Paenitemini (17-2-1966), sobre el valor de la penitencia individual.

+ El Credo del Pueblo de Dios (30-6-1968).

Padre Manuel Antonio García Salcedo, PhD.
Arquidiócesis de Santo Domingo.

*Tesis Doctoral:
«El Diálogo Pneumatológico del Magisterio del Papa San Pablo VI a partir del Concilio Ecuménico Vaticano II».

Extracto 4.
En preparación: investigación postgrado doctoral.