Pasados 8 días de la Resurrección del Señor, nos hemos preparado para celebrar el Domingo de Santo Tomás Apóstol, día de aquellos que requerimos de:

+ razones para creer,
+ un entorno de orden y disciplina, y
+ comprobar la veracidad de la Resurrección de Cristo por medio de la generosidad y la caridad heróica.

Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Es posible separar la Fe Católica en la Divina Misericordia de las Obras de Misericordia que hemos de realizar en vistas a nuestra salvación y liberación de la condenación eterna?

Nos esperan el hambriento, el sediento, el desamparado, el enfermo, los presos, los ignorantes, los que sufren y los que nadie quiere tener trato con ellos.

¡Cuánto me cuesta tratar a las personas que piensan y se comportan de forma totalmente opuesta al ambiente del que procedo!

Encendido el Cirio Pascual, tomemos la resolución de realizar las Obras de Misericordia que no pueden esperar, en especial, con las personas que no podemos soportar.

Para ello, profesemos la Fe Bautismal de la Iglesia desde las palabras del Doctor de la Iglesia, San Juan de la Cruz, que nos ha dicho:

AL ATARDECER DE LA VIDA NOS EXAMINARÁN DEL AMOR… De las Obras de Misericordia.

Reina del cielo, alégrate, aleluya.
T: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.

G: Ha resucitado según su palabra, aleluya.
T: Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

G: Goza y alégrate Virgen María, aleluya.
T: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya.

Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. (tres veces)