¿Por qué todo nos sabe a poco y nada nos satisface?.
Después que hemos servido a la Mesa de los hijos de Dios, hay que sentarse a los pies de Jesús.
Siempre habrá desacuerdos entre altos y bajos perfiles. La Comunión con Jesucristo es un cultivar y adquirir el sano equilibrio y la reconciliación entre ambos.
Sí, hay que trabajar a toda hora y mucho, no importa la condición y la edad. El verdadero amor no entiende de jubilación.
Sería un error mortal dejar de arriesgarnos, de abandonar por cansancio o desencantos la lucha por el Reino de Dios a favor de los más desfavorecidos y despojados por esta sociedad consumista y explotadora de sus subalternos.
Santa Marta de Betania nunca podrá callar su voz en favor de quien está dedicado a los demás en todo momento y circunstancia. Más, todo en esta existencia tiene sus límites y su tiempo de caducidad, además de transitoriedad.
La otra hermana, tambien consagrada, Santa María de Betania quiere hacernos entender que la oración no es escape, menos esquivo del compromiso matrimonial, familiar y laboral de la transformación social a favor de los pobres para que ello puedan acceder a los medios que Dios ha puesto en nuestras manos para facilitarcelos.
Nuestra oración es verdadera cuando nos empleamos a fondo en el movilizar los bienes para los que no tienen comida, techo y cuidados en la desventura y abandono.
El hermano de ambas, San Lázaro, amigo y discípulo del Maestro muerto y resucitado, evoca lo que bien dijo el poeta: Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo camino sobre la mar.
El próximo 29 de julio, la Iglesia Católica celebra a los Santos Hermanos de Betania, Marta, María y Lázaro, los amigos de Jesús, su casa de refugio y acogida al servicio de la mejor parte: la Comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
¡Santa Marta, nunca acalles tu reclamo!.
¡Santa María, que derramemos como tú lo hiciste, el más preciado perfume para ungir los pies del Señor que se entrega por entero por nosotros en cada Misa!.
¡San Lázaro, que nunca pretendamos la gloria de los hombres, y solo dejar en su memoria obras de bondad y paz!.
¡Qué los Santos hermanos de Betania nos consigan estar siempre a los pies del Sagrario y prestos al servicio de todos los que no tienen amigos, acogida e impulso a la entrega desinteresada!