En el mundo moderno de la transparencia comunicacional de la política económica de las naciones, hoy día es rutina que todos los años se publique la trinidad de datos relativos a las estimaciones sobre lo que sería el desempeño económico -calculado por el PIB-, la meta de inflación y el nivel de depreciación. La República Dominicana no es la excepción, por eso, para este 2020, las proyecciones indican que el PIB crecerá en un 5.0 %, la tasa de inflación meta en un 4.0 % y la depreciación en un 4.5 %.

Partiendo de la teoría del ciclo económico de origen político, en el entendimiento de que por un lado, el desempeño económico influye en la política y por otro lado, de que la política incida en la economía, o la relación bidireccional que pudiera producirse entre ambas, lo cierto es, que el papel jugado por la política, no puede ser despreciado cuando de resultados económicos se habla.

El vínculo entre la economía y la política en dominicana, también es una realidad. La experiencia más próxima la tuvimos en el primer semestre del año 2019, cuando en la ocasión del estrés provocado por las intenciones de modificar la Constitución de la República, hizo que el PIB en el primer semestre registrara un crecimiento moderado de un 4.7 % y para el segundo trimestre, se enlenteció a un nivel mayor, al crecer apenas en un 3.7 %.

Para el 2020, la economía nacional apunta a un escenario mucho más complicado que el de 2019, no solo porque están programadas las elecciones, sino además, por el hecho ocurrido el 16 de febrero, día en que debieron efectuarse las elecciones municipales; pero que fueron abortadas y suspendidas por la Junta Central Electoral (JCE), ante la situación irregular en todas las demarcaciones donde se ejercía el sufragio en forma automatizada y en un porcentaje en la que se hacía mediante el voto manual.

Los acontecimientos ocurridos en las elecciones municipales, podrían ser el inicio de una crisis institucional de origen político, por los hechos delictivos electorales escenificados y porque el ordenamiento constitucional y legal (Art. 209 de la Constitución y la ley 15-09, Arts. 92 y 261), no parecen prever una solución a la situación creada a partir de la suspensión de las elecciones por parte de la JCE -tomada administrativamente-, por el impulso de la fuerza mayor, que actúo en el proceso de votación para elegir alcaldes, regidores y otras autoridades municipales, induciendo a una solución inclinada al lado político.

Ante el hecho cierto del intento de elecciones municipales y sus consecuencias políticas inmediatas, el país se encuentra frente a la posibilidad de tres tipos de impactos sobre la estabilidad de la economía. El primero, es el relativo al cisne negro, el segundo, al flamenco rosado y el tercero, al cisne verde. Veamos a cada uno de ellos:

El impacto de lo improbable: El cisne negro

Como metáfora, el cisne negro narra el impacto altamente improbable de que ocurran acontecimientos, en ocasión de la imposibilidad de estimarse y en razón también de que no se encuentra dentro de los parámetros normales; los que en forma equivocada, luego, analistas intentan explicarlos y hasta decir que lo habían predicho. Pese a lo anterior, el cisne negro tiene la ventaja, que nos permite a posteriori, darnos cuenta que lo que no sabíamos es más importante de lo que sabíamos. Este aporte se lo debemos a su autor, Nassim Taleb.

La suspensión de las elecciones municipales por parte de la  JCE el pasado 16 de febrero, no fue prevista por ningún actor del proceso electoral, e incluso, ajeno al evento, lo que daría motivo a consecuencias sobre la economía, al menos en lo concerniente a la posposición de decisiones de invertir por parte de los empresarios y de consumir bienes duraderos por parte del público y sus repercusiones sobre el desempeño macroeconómico.

El impacto de lo predecible: El flamenco rosado

En contraposición al fundamento del cisne negro, el flamenco rosado, de la autoría de Frank Hoffman, nos indica que importantes situaciones en desarrollo, al ser una posibilidad real de producirse, son previsibles; pero aun siéndolo, son ignoradas, especialmente por los políticos.

El flamenco rosado acaba de acontecer en dominicana el pasado tercer domingo de febrero, cuando el fenómeno de la suspensión del proceso de votación –ocasionada por las irregularidades generalizadas-, aun con el conocimiento que tienen actores clave de la política, en cuanto a que no ignoran que no poseen suficiente apoyo social y político ciudadano, pudiéndose evitar crisis políticas, y sin embargo, se empecinan en forma forzada, a procurar legitimidad y legitimización obligada, con el uso abusivo de los fondos públicos y poder político. En otras palabras, al partido gobernante, al parecer se le agotó la licencia social y política que gozaba en el pasado.

El inicio de la crisis política que está en curso, pudiera tener repercusiones en el ámbito económico dominicano, creando incertidumbre y pérdida de confianza en los agentes económicos y público consumidor y haciendo que se produzca una contaminación al estilo el cisne verde.

Impacto del cisne verde

Muy recientemente, el Banco Internacional de Pagos, publicó el libro: El cisne verde, bajo la responsabilidad de varios autores, en el que haciendo evocación al cisne negro de Taleb, describen costos financieros, provocados por cambios climáticos y efectos cascadas negativos hacia otros sectores de la economía.

Trasladando la metáfora del cisne verde, a lo acontecido con la suspensión de las elecciones municipales en el país, es previsible apreciar consecuencias de costos económicos, motorizado por la contaminación sobre el comportamiento de sus variables, a partir de la incidencia que tendría una crisis institucional de origen político, la que sería severa en función del tiempo que dure la resolución del conflicto político en curso.

Como el lector puede apreciar, la trinidad de impactos económicos, originados por el cisne negro y verde, así como además, el del flamenco rosado, pudieran alcanzar al comportamiento del PIB, provocando su disminución, a los precios, generando alzas y presionando también el incremento al tipo de cambio de la moneda nacional respecto al dólar. Un escenario como el descrito, podría producir una espiral de pérdida de confianza y una amenaza a la estabilidad macroeconómica de la nación.