Santo Domingo, Distrito Nacional.- Las autoridades del Ministerio de Salud Pública del país declararon recientemente que la conjuntivitis es ya una epidemia, al pasar la cantidad de personas afectadas durante las primeras 20 semanas de 2016 respecto a las de 2017 de 6,841 a 43,874, lo que permite inferir una tasa de crecimiento de 641.0% y una frecuencia de 313 personas infectadas por día.
Ambas cifras pudieran dar la impresión que para que una enfermedad pueda ser declarada una epidemia su número debe crecer en magnitudes importantes; pero resulta que esa es solo una de las causas, la otra puede darse en el escenario de tener erradicada una enfermedad y que luego ésta aparezca en 1 o más casos para que sea una epidemia.
Entonces para que una enfermedad sea una epidemia, solo tiene que registrarse un aumento más allá de lo habitual durante un periodo de tiempo determinado, el que se produce cuando el incremento tiene consecuencias importantes.
Las enfermedades, especialmente las que adquieren el carácter de epidemias, generalmente pueden ser abordadas desde al menos dos perspectivas, la que se asocia a las causas que la generan y las que se pueden vincular a los impactos que producen, o en ambas formas de manera simultánea; el de esta opinión se refiere al efecto económico de la conjuntivitis, pero solo el relacionado al impacto directo, dado lo impreciso que sería abordar resultados indirectos, dada la ausencia de informaciones sistemáticas autorizadas.
Un ejemplo de impacto económico indirecto en el ámbito de la salud pública, es el que tiene que incurrir el Estado cuando acontecen enfermedades que son declaradas epidemias, y aunque esto es parte de su responsabilidad, no deja de ser una distracción del gasto público, en la acepción de perder enfoque hacia otros problemas de salud que presentan mayor dimensión y problemas estructurales, no asociados a enfermedades menores como la conjuntivitis, cuyo diagnóstico y tratamiento no necesariamente deben ser de atención especial.
En cambio, el caso del impacto directo sobre la economía sus consecuencias se originan desde el mismo momento del contagio, condición que hacen aislar a la persona, especialmente si hay responsabilidad social, al tiempo de marginarse de las actividades productivas por al menos 3 ó 4 días.
Conforme a las estadísticas oficiales más recientes sobre el mercado laboral, para diciembre de 2016 la cantidad de horas promedio trabajadas por las personas empleadas es de alrededor de 42 a la semana, las cuales asumiendo una semana laboral de 5 días y medio, la jornada diaria sería de 7.6 horas y un ingreso monetario de RD$97.0 por cada hora.
Una persona que adquiera conjuntivitis en los actuales momentos y tenga una duración de al menos 3 días, en condición de aislamiento social responsable y de mantenerse el verificado nivel de casos reportados oficialmente, tendría un costo para su economía de RD$737.0 al día y para la economía nacional de RD$230,681.
El impacto económico directo que tendría la conjuntivitis sobre el grupo de personas que pueda contraerla, representa un desafío doble para las autoridades públicas, primero por el efecto económico para la familia y la sociedad y en segundo lugar, por la condición de distraer recursos financieros y de tiempo de la salud pública, cuando el enfoque debe orientarse hacia otras prioridades; de manera que una campaña de orientación sobre la conjuntivitis se hace necesaria a fin de mitigar su efecto económico, que podría hacerse desde el presupuesto que ya está destinado para las distintas entidades del Estado, sin importar que sean del sector salud.
Referencia: Por Haivanjoe Ng Cotiñas