El desafío que tienen a los que les toca manejar la política económica en el mundo es fuerte, una combinación de factores que causan o promueven las dificultades van desde los problemas logísticos con el transponte de mercadería e insumos, hasta ciertos niveles de desabastecimiento, pasando por la continuación del incremento de los precios a nivel internacional y el retorno a la normalidad de las políticas expansiva a la contractiva.

Las principales economías de los países desarrollados han tenido que reestimar sus proyecciones del 2022 hacia la baja, en lo relativo al crecimiento económico que había comenzado a lograrse como parte del inicio de la recuperación, luego de un año de caída de la economía y el empleo, asociado a la pandemia por Covid-19.

Los países, tanto de las economías emergentes, como las naciones desarrolladas implementaron políticas fiscal y monetaria de corte expansiva para mitigar la disminución del Producto Interno Bruto, iniciar su alza y evitar importante aumento de la pobreza, esos objetivos marcaron la prioridad de las políticas públicas, pero ninguna reparó en qué momento resultaba oportuno su vuelta a la normalidad. a fin de evitar la generación de inflación prolongada y a escala planetaria.

Como lo evidencia la abundante experiencia, las políticas expansivas pueden causar inflación y el actual incremento de precios que padecen las economías, en parte ha sido una derivación del incremento de la oferta monetaria y expansión del gasto público, que indujeron a que la inflación presente dos características, la primera, hasta el momento ha sido permanente, derrumbando la creencia generalizada que sería de tipo transitoria y la segunda, que muestra una presencia global, haciendo más complejo su tratamiento, dado que, todos los bancos centrales han estado aumentando sus tasas de referencia casi en forma simultánea.

El ajuste hacia el alza de las tasas de interés, puede comprometer el crecimiento económico, que es su objetivo y de no ceder la inflación, que no resulta su propósito, lo que provocaría un estado de estanflación. Por el momento no se avizora ninguna señal indicando que la inflación internacional en el corto plazo pueda comenzar a descender y estabilizarse.

En el caso de la economía dominicana, el Banco Central se ha alineado al concierto de iniciativas que han incrementado la tasa de interés monetaria, llevándola hasta la fecha, de un 3.0 % a un 5.5 %. El efecto transmisión de la subida de la tasa de referencia comenzó a notarse en marso del 2022, colocando el margen de intermediación financiera en un 5.58 puntos porcentuales entre las tasas activa y pasiva para la tercera semana de mayo del presente año, cuando para noviembre de 2021, fecha de inicio de la elevación de la tasa de referencia, la brecha era de un 7.81 puntos porcentuales, lo que podría inducir a una mayor disposición por parte del público ahorrista a mantener sus depósitos en los bancos o a llevar sus excedentes de liquidez a las referidas entidades de intermediación financiera, lográndose, de acontecer de esa forma, impactar en la disminución del consumo y quitar presión a los precios por la vía de la demanda.

La disminución en la brecha de las tasas de interés bancaria en esta ocasión no parece asociarse al tema de mejoría en la eficiencia de las entidades financieras, pues en tan poco tiempo no se produciría un fenómeno como el indicado. A diciembre del 2021, la eficiencia promedio del sistema financiera se encontró en un 61.4 %, inferior al de los años anteriores.

Pese a la respuesta positiva del precio del dinero hacia el alza, el objetivo de la posición monetaria restrictiva, ha ido acompañada de un comportamiento de la Base Monetaria Restringida, cónsona con lo programado, al situarse su crecimiento en un 9.0 % interanual para la segunda semana de mayo de 2022, cuando la estimada es de un 14.9 %. Paralelamente al referido comportamiento, los valores en circulación del Banco Central han aumentado en RD$ 95,137 millones de diciembre del 2021 al 9 de mayo del 2022, situándose en RD$ 829,285 millones.

El esfuerzo monetario con su posición restrictiva, hasta el momento no ha surtido el efecto de poder bajar o estabilizar el incremento de los precios en torno a la meta del 4.0 % contemplado para el 2022, dado que, la tasa de inflación de abril retomó fuerza de subida en un 0.96 % y la acumulada para el primer cuatrimestre se sitúa en un 3.78 %, muy cercano a la referida meta, a tan solo transcurrir cuatro meses del año que transcurre. Dicho de otra manera, la inflación en Dominicana no ha logrado enfriarse y por el contrario se calienta, colocándose la interanual de abril en un 9.64 %.

De momento, el escenario internacional continúa siendo desfavorable para el manejo de los precios, notándose mayores niveles de preocupación en cuanto a la posibilidad de que la economía estadounidense entre en una fase recesiva, para lo cual, conforme a los economistas consultados por una encuesta de Bloomberg, sitúa esa posibilidad sobre el 30.0 %, luego de la Reserva Federal aumentar su tasa de referencia en un 0.5 %.

La posibilidad de una recesión en la economía de los Estados Unidos, implicaría al menos cuatro impactos negativos sobre la economía dominicana, el primero reduciría el envío de remesas, segundo, bajaría la inversión norteamericana en el territorio nacional, tercero, las importaciones se harían más cara y cuarto, las exportaciones del país se reducirían.

En un entorno de precios internacionales adverso y la continuación en el plano nacional de las presiones inflacionarias, no se puede descartar el endurecimiento de la posición monetaria, con nuevas subidas en la tasa de referencia del Banco Central y su traspaso al sistema financiero y el uso de otras herramientas como la del encaje legal, especialmente porque hasta ahora la inflación no logra enfriarse en la economía dominicana.