La historia económica dominicana ha registrado periodos en el que su desempeño ha crecido gateando, en otros casos caminando, también lo ha hecho corriendo o incluso en ocasiones ha permanecido estático; pero más que esa característica, mayor es la expresión que da cuenta de la percepción que tienen los ciudadanos en cuanto a diferir del dato oficial sobre el crecimiento de la economía, es como si se hablara de dos velocidades distintas de expansión del PIB.

En la literatura económica también desde hace mucho tiempo prevalece un debate en cuanto así la demanda interna promueve crecimiento económico o no; unos entienden que a largo plazo si, otros sostienen que a corto plazo también.  En uno u otro caso, lo cierto es que existe evidencia como para no negar que la demanda interna es un factor incidental que motoriza o frena la expansión del PIB.

Para el caso dominicano desde la perspectiva de la demanda agregada, la externa, hacedora de las exportaciones dominicanas y, la interna, ocasionada por el consumo de bienes y servicios locales juegan un papel destacado en el comportamiento de la economía nacional.

En el caso de la demanda externa durante el periodo 2011-2017 ha crecido en forma permanente, superior o cercano al aumento del PIB, con la sola excepción de 2015 que cayó a valores negativos de 4.6% y en 2017 donde su ritmo de crecimiento se contrajo a 2.6%; en cambio, la economía creció en 7.0% y 4.6%, respectivamente.

Las exportaciones han tenido un papel positivo en la expansión económica dominicana; sin embargo, dado el hecho que ese factor depende del crecimiento de las economías del resto del mundo y del comportamiento de los precios internacionales y, en adición, como algunos estudios de organismos internacionales presentan reservas respecto al papel decisorio que pueda seguir articulando en el desempeño de las economías locales, lo aconsejable sería que las políticas públicas enfoquen esfuerzos para que el modelo de crecimiento descanse en una proporción más elevada en la demanda interna, de aspirarse a que la dinámica económica continúe siendo sostenida.

Por el lado de la demanda interna, desde 2011 hasta el 2015 su tasa de crecimiento fue de dos dígitos, en el rango de 10.6% a 26.6%, siempre por encima del crecimiento de la economía, tanto en término real, como nominal. En 2016 fue de 7.9% superior al PIB real.

Puntualmente en 2017 el PIB dominicano creció a una tasa de 4.6%, una expresión de ralentización económica cuando se compara con el desempeño de 2016, que fue de 6.6%y del reestimado que fue situadoen 4.75%; de todos modos, fue un crecimiento de los mayores en AméricaLatina, al tiempo de ser superior al incremento poblacional.

El comportamiento de la demanda interna de la economía nacional en 2017 fue de 2.2% de crecimiento, inferior al de 2016 que alcanzó 7.9% y el menor de los últimos siete años.  Este desempeño podría ser una expresión de una disminución del índice de confianza del consumidor, esto pese a que la medición realizada a mayo presento una mejoría del orden de 3 puntos respecto a octubre de 2016.  Como factor coyuntural la caída de la demanda interna deber ser una señal nada despreciable.

El comportamiento de la cantidad de billetes y monedas en poder del público es una variable que se alinea a la caída de la demanda interna de 2017, la cual en 2016 en promedio mensual se situó en RD$82,500 millones, en contraposición a 2017 que fue de RD$79,300 millones, una merma del orden de 5.4%.

Al PIB dominicano crecer en 2017 en 4.6%, la demanda interna en 2.2% y la externa en 2.6%, eso significa que el crecimiento ha tenido dos velocidades en magnitudes distintas, siendo los dos tipos de demanda similar y de menor intensidad que la tasa de aumento de la economía, señal que debe ser considerada dentro de las causales de ralentización de la economía nacional.