Tal vez tantos como los falsos profetas, las metas económicas presentadas por los formuladores y ejecutores de las políticas públicas, también las hay. En las profecías apocalípticas no cumplidas y documentadas abundan los casos. Desde la primera en el año 90 después de Cristo, el Papa Clemente I profetizó el fin del mundo, hasta el 2007 con Thomas Chase, quien profetizó el Armagedón, con supuestos códigos de la biblia y la numerología y, en el ínterin, otras quince profecías no cumplidas.

En el caso dominicano, lo propio podemos decir de las metas económicas formuladas y presentadas por la actual gestión gubernamental para el año que está por finalizar. Con ocasión de preparar el proyecto de presupuesto de ingresos y ley de gastos y el programa monetario de 2023, el equipo económico resumió lo que eran sus aspiraciones al concluir el año en curso, respecto al desempeño de las principales variables macroeconómicas.

El presente año, conforme a la narrativa oficial ha transcurrido caracterizado por el regreso a la normalidad de las actividades productivas, comerciales, culturales y recreativas y la total recuperación económica en el país. Ante una valoración de esa naturaleza, lo lógico es pensar que también, el desempeño económico resulte de acuerdo a lo proyectado en el marco macroeconómico del presupuesto y las proyecciones monetarias del país.

Examinando lo que ha sido el movimiento de cada una de las variables económicas claves contempladas para el 2023, se puede apreciar en el ámbito monetario, particularmente con relación al medio circulante M1, que crecería en un 12.8%, en un marco de meta de inflación de un 4%, un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de un 5.5% y un déficit fiscal de un -3% del PIB. Mientras, el M1 tiene esa proyección, el valor observado al 21 de noviembre de 2022 es de RD$667,131.6 millones, equivalente a un crecimiento interanual de un 6.7 %, indicando, que casi al cierre del año la expansión del dinero en manos del público y los depósitos transferibles se sitúa con un desvío de 6.1 puntos porcentuales de no cumplimiento, respecto a la meta.

Siguiendo la ruta monetaria, el M2, correspondiente a la oferta monetaria ampliada, que abarca el M1 más otros depósitos y valores distintos de acciones emitidas, a la tercera semana de noviembre de 2022 se sitúa en RD$1 billón 577,556.8 millones, para un crecimiento interanual de un 4.8%. Al equipararla con la proyección contemplada de un 12% anual como meta, muestra un desvío de incumplimiento de 7.2 puntos porcentuales.

En la línea restrictiva de la liquidez de la economía dominicana, el desvío del medio circulante y oferta monetaria al 21 de noviembre de 2023, medida por el M1 y M2, es una señal del tipo de política monetaria que se ha venido aplicando desde el inicio de la subida de la tasa de referencia del Banco Central, hasta situarla en un 8.5%; lo que no parece que estuvo prevista al momento de la formulación del programa monetario o de su revisión, ante nuevas circunstancias no previstas en la economía nacional. La tasa de referencia monetaria es la más alta desde diciembre de 2008, cuando se fijó en un 9.50% e igual a la de enero de 2009.

Un resultado que respalda la anterior aseveración de política monetaria restrictiva, son los valores en circulación (comúnmente conocido como los certificados del Banco Central) que tiene la autoridad monetaria en la actualidad, que alcanzan los RD$906,491.7 millones al 21 de noviembre de 2022, para un crecimiento interanual de un 18.3%, al compararse con los RD$766,498.6 millones de igual mes de 2021, significa que en valores absolutos el crecimiento ha sido de RD$139,993 millones.

La reacción monetaria de tipo restrictiva ha sido promovida por el nivel general de precios que ha alcanzado la economía, el que a octubre de 2022 se sitúa en un 8.63% interanual, indicativo de que estaría cerrando el año, en el mejor de los casos, en torno al 8%, representando un desvío que dobla a la meta de inflación que es de un 4%. Este resultado muestra el incumplimiento de la tasa ancla de los precios de la economía y un fuerte desafío para que en lo adelante la transparencia monetaria conduzca a la revisión de la meta de inflación cuando sea necesaria, así como su publicación, para no comprometer la reputación de la política monetaria, materia obligada en la autonomía de los bancos centrales.

Por el lado fiscal, el presupuesto de la nación ha tenido un desempeño en variables clave que se distancian de lo que autoriza la pieza financiera legal del Gobierno Central. En el caso de los subsidios sociales, el presupuesto vigente contempla RD$39,701 millones, el ejecutado al 18 de noviembre es de RD$31,236 millones, permitiendo estimar que para el cierre del año 2022 será de RD$35,698 millones, equivalente al 90% de la meta, pudiéndose proyectar un faltante de 10 puntos porcentuales para no apartarse del cumplimiento.

En la partida general de los servicios sociales contempladas en la clasificación funcional del presupuesto, tiene como apropiación RD$532,921 millones, al 18 de noviembre tiene ejecutado RD$423,420 millones, al estimarse para todo el año 2022 sería un monto de RD$483,909 millones, lo que estaría representando alrededor de un 91% de la meta, por lo que, el desvío de incumplimiento ronda los nueve puntos porcentuales. Ese nivel de ejecución del gasto público puede ser considerado como una señal de que la política presupuestaria ha sido menos inclusiva de lo prevista en el presupuesto general de la nación.

Siguiendo la línea del clasificador presupuestario, en el correspondiente al económico, la cuenta de gasto de capital tiene apropiado el monto de RD$166,336 millones y al 18 de noviembre presenta como ejecución RD$98,649 millones, de continuar ese ritmo, el año 2022 concluirá con una ejecución del gasto de capital de RD$112,742 millones, que equivale al 67.7 %, lo que estaría distanciándola de la meta en un 32.3 puntos porcentuales. El desvío de incumplimiento de la meta remite a que el sector público estaría aportándole menor capacidad productiva al presente y futuro del patrimonio nacional.

La presentación del desempeño de variables clave de los ámbitos fiscal y monetario dominicano, es señal de que ha habido un desvío que le resta calidad al gasto público y al ámbito monetario, lo coloca en una situación en la que frenando la expansión económica de 2022 respecto al 2021, no ha logrado el propósito con su política monetaria restrictiva de converger la tasa de inflación a la meta establecida en el programa monetario del año en curso.