Al término de la visita sorpresa al ministerio de Hacienda, le vibra su celular. Lo mira, se da cuenta que es de un número desconocido. Duda en atender la llamada, pero el presentimiento se apodera de él, y decide hablar. Era el asistente del presidente de la República. De manera casi simultánea, dicen:

  • Aló.
  • Aló. ¿Me habla el presiente electo?
  • Sí, señor.
  • El presidente se comunicará con usted; un momento, por favor.
  • Adelante.
  • Hola, felicidades por su victoria. Al parecer, ha dormido poco; le deseo éxitos.
  • Gracias, señor presidente, muy amable. ¿En qué puedo serle útil?
  • Por el momento, en nada. Quise llamarle, además de felicitarle, aprovechando que acabas de concluir una visita al ministro de Hacienda.
  • ¿Cómo lo supo tan rápido? Apenas hace minutos que concluí de conversar con el ministro…
  • No se preocupe, ya pronto sabrá de esas cosas y más; pero tranquilo, espero le vaya bien en su visita al Banco Central, y que tenga un buen día.
  • Perdón, presidente, ¿y cómo también usted sabe que iré al Banco Central, si no se lo he comunicado a nadie?
  • De nuevo le digo, no se preocupe.

El presidente electo, impresionado por lo que acaba de escuchar, se pregunta: ¿y cómo es que lo sabe? A seguidas, se pregunta de nuevo: ¿Será que la comida de los sanjuaneros los hace ser adivinos?

Entretanto, el presidente le dice a su asistente de casi media vida: “En este momento, el que será presidente debe estar asombrado con lo que le dije. No se imagina que fue un tigueraje mío, porque si fue a Hacienda, lo lógico es que además vaya al Banco Central, si es que sabe lo que quiere”.

  • Uao, presidente, lo mínimo que pensará es que le leyó el pensamiento…

Ambos se echaron a reír.

En el ínterin, empleados de Hacienda que transitaban por los pasillos, perplejos, al ver al presidente electo, parado y su espalda contra la pared, hablando por el celular, se miraban entre sí, y de uno de ellos se escuchó decir “será que estoy viendo visiones”. Mientras, otro está subiendo a las redes sociales imágenes de lo que sus ojos y el lente de la cámara del celular están viendo. Entonces, decenas, luego centenares y ya miles de dominicanos sabían lo que acontecía esa mañana.

Sentado en el carro que se encontraba en el parqueo del edificio de Hacienda, le dice al conductor que se dirija al edificio del Banco Central…

Al llegar, el conductor le pregunta:

  • ¿Nos quedamos de la calle Pedro Henríquez Ureña o entramos al parqueo de los funcionarios?
  • En la Pedro Henríquez.

El presidente electo abre la puerta, cumple con los requisitos de seguridad, se dirige a la recepción, da los buenos días y comunica su interés de ver al gobernador. La joven recepcionista le pide una identificación, y él la entrega. Ella advierte quién es, llama al antedespacho e informa de lo que acontece. Autorizan su entrada y le indican que tome el ascensor y se dirija al piso número doce.

El gobernador, enterado de la visita, decide recibirlo frente a la puerta del elevador. El presidente electo se asombra por encontrar al funcionario esperándolo, y le dice:

  • Mi presencia aquí no es una visita sorpresa, porque usted me está esperando.
  • ¡Claro que es una visita sorpresa! No sabía que usted vendría, por eso también he querido sorprenderlo, esperándolo.

Ambos ríen, se saludan con afecto y el gobernador lo invita a pasar a la oficina, lo que hace, no sin antes saludar al personal del despacho.

Sentados, pero no alrededor de la mesa de trabajo y con algún nivel de ansiedad, el gobernador le pregunta:

  • ¿Qué motiva su visita? Solo hace unas horas que se anunció su triunfo…
  • La misma razón que le di al ministro de Hacienda. Quiero gobernar desde el primer día, y para ello, debo estar informado de primera mano; apenas iré a los actos oficiales el 16 de agosto.
  • Me parece muy bien, pero como podrá imaginar, estas son cosas que se tratan en equipo. Mejor, coordinemos una reunión, podría ser mañana mismo.
  • No señor gobernador, sería entonces una visita programada y no de sorpresa.
  • También es cierto.
  • Pero no se preocupe, usted va a cumplir dieciséis años en el cargo y conoce los temas monetarios.
  • Trataré de ser útil.
  • No se intranquilice, solo le haré unas cuantas preguntas y usted y su equipo pueden respondérmelas por escrito mañana mismo, como sugirió.
  • Estoy a sus órdenes; puede comenzar.

El presidente electo recibe una llamada, mira su celular: es el vicepresidente electo. Le pide excusas al gobernador y se pone de pie para responder. Los electos se saludan y el vice le dice:

  • Presidente, la señora Kristalina Georgieva, Directora Gerente del FMI, ha llamado con insistencia. Quiere hablar con usted. La tengo en la otra línea, ¿le puede responder?
  • Oh, también ella hace “llamadas sorpresa” ¿Y es que está de moda? Adelante.
  • Señor presidente, le llamo para felicitarle y además, para pedirle que reciba, junto a su equipo, a una comisión del FMI.
  • Cómo no, en los próximos días coordinamos la reunión.
  • Muy bien, gracias. Le reitero mis felicitaciones
  • Gracias dobles.

Dirigiéndose al gobernador, el presidente electo dice:

  • Era la directora del FMI…
  • Me parece bien, es costumbre de ellos querer recabar su parecer sobre la situación económica del país y conocer asimismo al equipo económico que lo ayudará a gobernar.
  • Gobernador, en algunos círculos se comenta que la independencia del Banco Central es un mito, que sus acciones casi siempre están supeditadas a los deseos políticos del poder Ejecutivo, como por ejemplo, liberar encaje legal sin considerar lo suficiente la oferta monetaria y tal vez, perjudicando el cumplimiento del piso de la meta de inflación, ¿es eso cierto?

El gobernador hace un ademán, disponiéndose a contestar. El presidente le contiene con un gesto, y continúa.

  • ¿Considera el Banco Central ineficaz e insuficiente el gasto público y por eso, con frecuencia hace uso de algunas herramientas monetarias para influenciar a la economía hacia el crecimiento?
  • ¿Cuáles esfuerzos ha realizado el Banco Central para que el gobierno cumpla con el 0.7 % o el 0.6 % del PIB establecido en las leyes de presupuesto anual, como aporte a la capitalización del Banco, y en qué nivel se ha realizado?
  • ¿Considera usted que el desmonte de los RD$ 605 mil millones en certificados financieros del Banco Central no ha dado los resultados esperados y es la principal causa del déficit cuasi fiscal?
  • ¿Por qué el Banco Central no publica un reporte periódico acerca de la administración de las reservas internacionales netas?
  • ¿Por qué el Banco Central no publica las actas de las reuniones de la Junta Monetaria, en muestra de una mayor transparencia comunicacional?
  • Cuando los supuestos que han dado origen a las estimaciones del PIB, la tasa de inflación y del tipo de cambio han variado ¿por qué el Banco Central no publica las reestimaciones y explica los fundamentos de la corrección?
  • Respecto a la tasa cambiaria, los exportadores aseguran que el Banco Central crea distorsiones en el mercado cambiario, al presionar a los bancos en torno a un tipo de cambio acorde con lo estimado y no por lo que dicta el mercado. ¿Qué opinión le merece ese juicio?
  • Basado en las reservas internacionales netas, ¿está el Banco Central en condiciones de atender las presiones del aumento del pago del servicio de la deuda externa de los próximos años?