He aquí la cuarta antifona mesiánica del último tramo del Adviento:

Brotará un renuevo de la raíz de Jesé Y la gloria del Señor llenará toda la
tierra. Toda carne verá la salvación de Dios.

Muchais fueron los anuncios del Ángel del Señor a mujeres elegidas para el nacimiento milagroso del patriarcas, de jueces y reyes en la Antigua Alianza que guiaran al Pueblo Elegido.

Más, este, a cargo del Arcángel Gabriel será el más importante, último y definitivo de todos. Ni antes ni después es dado lo acontecido en María Virgen con su Hágase: La Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo.

La Llena de Gracia y la más cercana y eficaz Colaboradora en la obra de la Redención da sentido a nuestra existencia cuando tenemos que recomenzar, una y otra vez, y avanzar sin desmayar.

A pocos días de la celebración del nacimiento del Señor, pedimos poder vivir ese día en la Comunión de la Santa Iglesia, en la paz de nuestros hogares y tendiendo la mano a quienes estén cercanos y no tienen manera alguna de regocijarse en el nacimiento del Salvador del mundo.