¿Qué es lo más importante en esta vida? Lo que uno se llevará a la hora de la muerte.
Recordamos tantas cosas buenas que los nuestros hicieron por nosotros. Somos privilegiados de poder recordarlos y llorarlos.
Su amor y su ejemplo nunca los podremos superar. Siempre nos quedaremos cortos ante lo valiente y luchadores que fueron por nuestra familia, nuestra sociedad y la Fe en el Dios Altísimo y su Madre de misericordia.
Pienso en este Día de Finao, en que podremos agradecerle si oramos por aquellos difuntos que en vida no cumplieron con su función de padres y familiares presentes y amorosos, pastores capacitados y compasivos, maestros promotores y guías laborales justos y efectivos.
Dios todo lo ve y lo sabe. Ante Él compareceremos en el juicio final.
Busquemos por tanto, las mejores compañías. Desechemos los lugares de oscuridad. Estamos a tiempo de recomenzar y transitar por los caminos de la verdad.
Nuestra vida puede tener sentido. Podemos cada uno dejar un legado de bien que pueda llevarnos y arrastrar a otros al Cielo.
Perdona Señor a los que no dieron de comer, vestir y guarida a los pobres.
Premia Señor a los que lo dieron todo y se olvidaron de si, incluso asumiendo las mayores desgracias y sufrimientos para evitarselos a sus hijos, familiares, a sus amigos y sirvientes. Si han sido muchos los que en vida actuaron así. Lo que pasa es que nunca se hicieron publicidad.
Quiero ir con mis padres y familia a ese lugar que ellos recibieron en premio por ser tan buenos con nosotros.
Pido que todos puedan tener la dicha de tener a padres y familiares tan buenos como los míos y extrañarlos a toda hora.

