El Verbo de Dios, la Palabra se ha hecho Carne y Sangre.

Es el Verbo Eterno del Padre que ha nacido de la Virgen María, sin pecado original concebida.

El es la Luz que conduce a la vida. La tinieblas nunca la podrán sofocar.

Ha venido para hacer su Morada en nosotros y darnos el poder de vivir como hijos de Dios.

Lo que el Bautista nos anunció y nos preparó en el Adviento se ha realizado en la Navidad que hoy celebramos y de la que comulgar emos.

Gracia y Verdad nos ha traído el Niño Dios. Nuestra lucha es contra el pecado de muerte y la oscuridad de la mentira.

Nos corresponde a nosotros los bautizados luchar contra la inconstancia y la superficialidad de un mundo que quiere un Dios a la carta y para espantar el tedio y la relegación social.

Nuestro trabajo de cada día es propiciar los medios para que personas que no tienen nada ni a nadie puedan encontrar el pan, la paz y la dignidad de los hijos de Dios.

Y él Verbo se hizo Carne y habitó entre nosotros para la Salvación del mundo.