Los ecuatorianos han comenzado a votar en las primeras elecciones presidenciales a las que no concurre Rafael Correa, que el próximo 24 de mayo se despedirá definitivamente del cargo tras una década en el poder.
Los ecuatorianos acuden este domingo a las urnas para elegir presidente y la nueva composición de su Asamblea. El país, que afronta un cambio de ciclo tras una década de Gobierno de Rafael Correa, decide entre Lenín Moreno, el candidato oficialista favorito según las encuestas con entre el 30% y el 35% de los apoyos, y los aspirantes de una oposición fragmentada, encabezados por el conservador Guillermo Lasso. Los sondeos vaticinan que nadie logrará imponerse en primera vuelta. Aun así, estos comicios definirán la voluntad de Ecuador de continuar o no el giro político en América Latina.
Los votantes del país andino examinan la herencia del llamado “socialismo del siglo XXI” impulsado por Correa, quien decidió no optar a la reelección, en una contienda que se celebra tras una campaña de perfil bajo. Sin el liderazgo y la popularidad del presidente saliente, Lenín Moreno ha tenido que cargar con un legado complicado, que sus adversarios critican principalmente por la gestión económica de los últimos años, tratando de hilar un relato complementario. Esto es, el candidato del Movimiento Alianza PAÍS ha intentado construir un perfil propio más alejado de los cánones de la “revolución ciudadana” y, con todo, contará según los analistas con el apoyo de los electores más fieles de esa formación, aproximadamente un 30% de los ecuatorianos.

Ese respaldo es insuficiente para ganar en primera vuelta —necesitaría alcanzar el 40% y superar al segundo candidato en más del 10%— y arroja un panorama incierto sobre el comportamiento de los electores de la oposición a partir del lunes y lo que pueda ocurrir en una segunda vuelta, que se celebraría el 2 de abril.

Ecuador decidirá este año, en definitiva, si seguir el camino inaugurado por Argentina en 2015 con la victoria de Mauricio Macri y el declive del kirchnerismo, y continuar un posible efecto dominó en América Latina antes de las elecciones de 2018 previstas en Brasil, México y Colombia. Pase lo que pase, el país encara un probable cambio. “El triunfo [de Moreno] en primera o en segunda vuelta va a cambiar las cosas”, señala el politólogo Franklin Ramírez, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Es decir, si el candidato oficialista lograra imponerse mañana, el desmarque del proyecto político de Correa sería menor que si lo hiciera en la segunda votación. En cualquier caso, el próximo presidente tendrá que asumir que el diálogo será imprescindible para gobernar, puesto que la composición de la Asamblea estará muy probablemente marcada por la fragmentación. Lo afirmó públicamente el propio Moreno y lo dejó negro sobre blanco en su perfil de Twitter: “Ahora viene lo mejor. Vienen otros tiempos, los tiempos del diálogo, de la mano extendida”.

Fuente: El Pais.