Para obedecer el mandato de Jesús: Vengan a mi… se requiere ser manso y humilde, sufrido por el hambre, la enfermedad y el abandono.
En este pasaje jubilar propio de San Mateo dirigido a sus Apóstoles en primer lugar, el Maestro les pide que aprendan a cargar con su Yugo, con la Cruz;
Dejar de pelearnos con la vida.
Resistirnos a aceptar el curso natural de los acontecimientos y el paso implacable del tiempo.
Prepararnos para las citas que como adultos no podemos evadir.
Y, por último, con una entrega libre y desinteresada hemos de realizar la misión a la que nuestra vocación nos mueve por la salvación de todos.
¡Hagamos la prueba!. Pidamos a Cristo encontrar ese alivio, calma, consuelo y descanso que ha prometido si le obedecemos.
Una verdadera liberación de lo que oprime, agobia, complica, confunde, aliena, segrega, sectariza y fanatiza.
Comulgar es participar de los tesoros del Corazón de Jesús y compartirlos con los descartados y con los más sencillos.