A San Ambrosio de Milán del Siglo IV DC, Padre y Doctor de la Iglesia debemos este hermoso título dedicado a la Virgen, Madre de Dios y Madre Nuestra.
San Pablo VI, antiguo Arzobispo de la segunda sede católica occidental en importancia después de Roma, en una decisión salomónica ante los que pedían durante la celebración del Concilio Vaticano II una nueva definición dogmática del rol en la redención de de Cristo de la Virgen, y de aquellos que se oponían a esto por cuestiones ecuménicas, declara al final de la tercera sesión a Maria, Mater Ecclesiae el 21 de Noviembre (Presentacion de la Virgen María) del 1964 a la par de proclamar la Constitución Dogmática del Concilio sobre la Iglesia Lumen Gentium, el Decreto de la Unidad de las Iglesias Cristianas y el de las Iglesias Orientales Catolicas.
El Papa Montini agrega este título Mariano a las letanías del Santo Rosario.
La Fiesta de hoy, instituida por el Papa Francisco, que refuerza la costumbre de la Santa Misa celebrada el famoso lunes de Pentecostés, antes conocido como de la Coronación de la Virgen María, regocija nuestros corazones y a afianzarnos en la Fe de que ella estará dando apoyo a nuestros enfermos, a los necesitados y a los que tienen que luchar afanosamente sin descanso por el Pan de Casa día.