Hemos recibido el gran anuncio de Aquel a quien recibimos durante la celebración de la Cena Pascual del Señor, donde «Jesús mismo nos ha hecho, ricos de gracia y de consolación en el Espíritu» como dijo el Papa León XIV en su primer discurso del 10 de mayo al Colegio Cardenalicio.
Recibimos al Espíritu Divino, al Paraclito (Consolador y Defensor) para capacitarnos para el cumplimiento nuestro de los mandamientos del Padre y del Hijo.
La manera de concretar esto se explica en el texto que el primer Papa de los Estados Unidos, y segundo procedente de nuestro continente americano, citando al Papa San Pablo VI, en 1963, cuando expresó en el inicio de su ministerio petrino: «Que sobre el mundo entero pase una gran llama de fe y de amor que ilumine a todos los hombres de buena voluntad, allanando los caminos de la colaboración recíproca y que atraiga sobre la humanidad, la abundancia de la benevolencia divina, la fuerza misma de Dios, sin cuya ayuda nada vale ni nada es santo» (Primer Mensaje al mundo entero Qui fausto die, 22 junio 1963).
¡Que sean también estos nuestros sentimientos y, con la ayuda del Señor, los traduzcamos en oración y compromiso!».
Ayúdanos a ello, María, Madre de la Iglesia y de la humanidad.
San Celestino V, Papa,
Ruega por nosotros.