El Papa Francisco comentó este Evangelio del diálogo entre Jesús y Nicodemo, el Miércoles, 22 de abril de 2020.

Nos indicó que es el fundamento de todas las etapas del ministerio de la Palabra en la vida de la Iglesia:

el kerigma (Primer anuncio),

la catequesis (Enseñanza básica),

la parénesis (exhortación a practicar) y

la teología (razonamiento de la fe), es decir, el misterio mismo de la redención.

Se nos ha dado la revelación del amor de Dios que nos ama con locura.

Nos dijo el Papa que cada vez que miramos el crucifijo, encontramos este amor.

¡Cuántos cristianos pasan su tiempo mirando el crucifijo… y allí encuentran todo, han comprendido, por el Espíritu Santo que ahí está toda la ciencia, todo el amor de Dios, toda la sabiduría cristiana!

Mirar el crucifijo en silencio, mirar sus heridas, mirar el corazón de Jesús, mirar el conjunto: Cristo crucificado, el Hijo de Dios, aniquilado, humillado… por amor.

Recordemos que el Cirio Pascual es uno de los signos litúrgicos de la Pascua. Su Luz Santa nos hace caer en la cuenta de aquello que dijo el Papa: Es más cómodo para nosotros vivir en la oscuridad; la luz nos abofetea, nos hace ver lo que no queremos ver. Pero lo peor es que los ojos del alma de tanto vivir en la oscuridad se acostumbran tanto a ella que terminan ignorando la luz.

Perder el sentido de la luz porque me acostumbro más a la oscuridad. Y tantos escándalos humanos, tantas corrupciones nos señalan esto.

Los corruptos no saben lo que es la luz, no lo saben.

Nosotros también, cuando estamos en un estado de pecado, en un estado de alejamiento del Señor, nos volvemos ciegos y nos sentimos mejor en la oscuridad y vamos así, sin ver, moviéndonos como podemos.

Vamos a recibir nuevamente “la luz que trae Jesús” (cf. v. 19) del Espíritu para ver las cosas con la luz de Dios. Por esta enseñanza a perpetuidad decimos: ¡Gracias Papa Francisco!.

Papa San Sixto V, Reformador de Trento, ruega por nosotros.