Nos maravillamos con el hecho de que el discurso del Pan de Vida tiene su asidero y es un desarrollo de la confesión de Fe: Y el Verbo se hizo Carne y habitó entre nosotros.
Se ha quedado con nosotros el Señor, es la Eucaristía que celebró el Jueves Santo la prueba de su resurrección después de su entrega libre, voluntaria y consciente para morir en la Cruz.
Plena era la noción, certeza absoluta de su Divinidad tuvo el hijo adoptivo de San José.
El Custodio del Hijo único y divino de la Virgen María es el Patrón y Protector de la Iglesia Universal, el compendio de todas las promesas hechas a nuestros padre de la Antigua Alianza y a David Rey.
Por eso se le representa con el callado de Obispo, de Pastor de la Iglesia Católica, y María, Madre de la Iglesia es el Arca de la Nueva Alianza que porta en su interior desde la Concepción Y Parto Inmaculado al Pan de los ángeles.
Todo lo nuevo y definitivo ha nacido de ella. ¡Jesucristo es el Pan de Vida!. Esa si es la aclamación que hemos de alzar a viva voz. La que nos compromete, la que si nos lleva a un estilo de vida bautismal de valores, criterios y acciones conformes al Evangelio.
Solo al Pan de Vida adoramos y solo a Él servimos en los más pobres y necesitados.
Pidamos a la Casa del Pan, al Hogar Inmaculado de Nazaret por el Nuevo Papa de la Anunciación de la Eucaristía que verá la luz por el Cónclave que hoy ha iniciado.