La recompensa se recibe en el Cielo. En la tierra se trata del deber cumplido, hecho con bajo perfil y como servicio por el bien de las vidas con las que interactuamos.
La limosna o suplir para el que está en la miseria debe ser hecha de forma anónima,sino no habrá réditos en el Cielo.
Hacer oración implica ser parte de la familia eclesial que a una voz se comunican y comulgan en el Nombre del Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo. En un coro de voces ninguna debe sobresalir, sino al unísono complementarse. Una definición exacta de la Liturgia de la Iglesia.
Ayuno para compartir los alimentos con quien no los posee.
Limosna para que nuestro corazón sea generoso y libre, ambas cosas han de ser sinónimos.
La oración es nuestra respiración, nuestro descanso y nuestro mejor ámbito para compartir unos con otros, aquellos que caminamos con una misma vocacion y misión en favor de la Iglesia.
San José, guianos en la práctica de estas obras penitenciales, tal como las practicó tu Sagrada Familia.