SANTO DOMINGO, DISTRITO NACIONAL.- ¿Quieres visitar la iglesia más antigua de Santo Domingo? Es “fácil”: tendrás que estar dispuesto a redactar una carta dirigida a una entidad del Estado en la que expliques para qué o por qué te interesa, deberás esperar un plazo de hasta 15 días por una respuesta y (lo que sigue no es lo último) llamar a una empresa privada que tiene el control del terreno donde se encuentra el recinto religioso.

Si seguiste al pie de la letra el procedimiento anteriormente indicado, ya estás encaminado a visitar la Capilla Nuestra Señora del Rosario, una edificación que a través del tiempo ha sabido mantenerse en el debate sobre si es o no la primera iglesia construida en Santo Domingo.

Hasta la fecha no hay documento alguno que haya podido demostrar con certeza que esta iglesia atrapada detrás de las paredes de Molinos Modernos es la primera del país, “lo que sí está comprobado documentalmente es que en el año 1544 dijo misa en ella el padre Bartolomé de las Casas”, esto según afirma la escritora María Urgate en su libro publicado en 1995 bajo el título Iglesias, Capillas y Ermitas Coloniales.

Sobre este particular, la arquitecta Gladys Leticia, subdirectora de Patrimonio Monumental, recuerda que los primeros asentamientos de los colonizadores se produjeron en la costa norte del país y allí quedan “vestigios” de construcciones religiosas de finales del siglo XV (1494).

“La capilla está en un limbo”

Pero si es tan antigua, ¿por qué no aprovechar su valor histórico haciéndola accesible al público? Es una pregunta que podrían responder instituciones como la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental, entidad que tiene la potestad de decidir quién visita o no la capilla.

“Mira que sucede, la capilla está en un limbo por razones gubernamentales. Cuando en los años ´96 se planteó la globalización (privatización) de las industrias del Estado, una de ellas era Molinos Dominicanos, y la capilla estaba enclavada en parte del camino que llevaba a Molinos Dominicanos… y por la cercanía con el puerto y la zona de carga y descarga que ellos tienen ahí había un problema de seguridad para la empresa”, explica Tejeda.

La funcionaria reconoce que las medidas de seguridad limitan el acceso a la iglesia e impiden que el Estado pueda sacarle el mayor provecho posible.

“No es que no la explotamos; no (la explotamos) turísticamente, sino culturalmente, porque para hacerla como una ruta turística tenemos que habilitar su acceso, su parqueo y estamos restringidos porque estamos entre dos empresas privadas”, señala Tejeda.

Por cierto, el resto de los pasos requeridos para entrar a la iglesia es presentarse a Molinos Modernos (antiguos Molinos Dominicanos), mostrar una identificación junto con la aprobación de Patrimonio y, en caso de que la empresa considere que todo está en orden, podrás entrar acompañado de un vigilante a lugar donde se encuentra la capilla.

¿Secuestrada?

El procedimiento exigido para explorar el monumento religioso ha sido calificado por el diputado Manuel Jiménez como excesivo e improcedente, incluso en medio de su pasada campaña como candidato a alcalde de Santo Domingo Este, denunció que el templo está prácticamente “secuestrado” y lo incluyó dentro de un programa de rescate cultural que planeaba aplicar en caso de llegar a la alcaldía, pero el proyecto tendrá que esperar debido al triunfo de otro aspirante.

“Secuestrada” o no, lo cierto es que la capilla se levanta en la margen oriental del río Ozama, en un lugar tan alto que le permite ver en occidente gran parte de la Ciudad Colonial y esa ciudad también puede verla a ella, sin requisitos, sin papeleo.

Casi tan antigua como la catedral

Si se toma como punto de partida, la el hecho de que en 1544 se ofició una misa en la capilla, podría decirse que ese templo es casi tan antiguo como la Catedral Primada de América, cuya construcción concluyó en 1541, según el portal Educando.

Esa vetustez que presume la capilla sería el elemento principal para convertirla en monumento cultural abierto al público, sin restricciones; aunque para ello habría que dotarla de algunos detalles: por ejemplo, no tiene leyenda alguna que permita definir si sus bancos y demás objetos como mesa y plataforma de madera son tan antiguos como ella misma.

Para Tejeda la razón por la que faltan algunos detalles en la capilla es porque “lamentablemente nosotros no contamos con todos los recursos, con todo el personal que requiere el patrimonio”. Puntualiza que “esta dirección no solo es el patrimonio de la Ciudad Colonial y de Santo Domingo, todo lo que se mueve en los 48 mil kilómetros cuadrados (extensión territorial dominicana) está bajo nuestra responsabilidad”.

Mientras tanto, quienes han realizado el procedimiento para contemplar la capilla, coinciden en que resulta más sencillo visitar la Catedral Primada de América, que sentarse en uno de los 13 bancos de madera (con capacidad para cinco personas, cada uno) que se encuentran dentro de Nuestra Señora del Rosario.

Esos bancos, que no vieron la construcción de la iglesia, sino que llegaron cuando esta era ya una anciana (a finales de 1970, según Tejeda) tendrán que conformarse por el momento con la celebración ocasional de cumpleaños, misas y otras ceremonias

Y así las cosas, las únicas que se dan el lujo de visitar libremente, tanto la capilla como la catedral, son las palomas que han sabido dejar vestigios por toda la iglesia, sin el consentimiento de institución alguna y sin esperar el permiso de Molinos Modernos.

Referencia: SAMUEL GUZMÁN//FOTOS: DANIEL DUVERGÉ