La particularidad de la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles es su intervención en favor nuestro para que alcancemos la plenitud de la Gracia Divina.
Para ello, confiemos en la Misericordia del Hijo de la Virgen con corazón sincero.
María es el tabernáculo y Sagrario del Espíritu Santo para que el Verbo Eterno hecho Carne habite en nosotros.
La Virgen de los Ángeles es la Madre de nuestras almas y por eso todos los hombres somos hermanos.
A Ella pide la Iglesia en cada súplica su mediación por la SALUD a los enfermos, el CONSUELO a los que están siempre tristes, el PERDÓN a nosotros pecadores para que podamos convertirnos por las buenas obras, y se nos conceda a todos la abundancia del PROGRESO y de la PAZ.