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Por Liza Collado

Cuando se elabora el marco plurianual para la inversión pública, su enfoque debe contener las proyecciones de asignación de los recursos financieros destinados a la ejecución de la inversión en el período formulado, contemplando así, aquellos proyectos vinculados a objetivos en la Estrategia Nacional de Desarrollo sean nuevos o de arrastre.

Partiendo de las series estadísticas, la cantidad más importante de recursos siempre se destina a dar continuidad a proyectos que ya han sido iniciados en períodos anteriores y que permiten márgenes para decisiones de maniobras futuras a las nuevas administraciones. Los años subsiguientes en la medida que madure el SNIP, la planificación plurianual de la inversión pública irá reflejando en la consecución de las metas, las prioridades definidas.

Con fines operativos, nuestro sistema clasifica los proyectos de inversión en tres tipos: de capital; capital humano y de creación de conocimiento.

La distribución de la inversión por eje de desarrollo ha de proyectar las cuentas fiscales, proporcionando los techos financieros que ya han servido de marco de restricción; tomando como elementos relevantes impactar el desarrollo productivo del país, favoreciendo la reducción de la pobreza y cohesión social. Si el enfoque es por tipo de gasto, entonces tendríamos que atender en términos porcentuales las otras cuentas de capital y emergencias, transferencias de capital a los ayuntamientos y otras tantas que hayan sido programadas.

Si la visión se dirige hacia la participación respecto de la inversión que se hace desde la  perspectiva del PIB, entonces tendríamos que considerar la senda de esta, el gasto de capital global y sus funciones priorizadas.

La planificación es determinante para el desarrollo de los países, el cumplimiento de sus proyecciones y planes es lo que permite al Estado generar bien público a través de las inversiones en educación, salud, infraestructura vial y transporte, agua potable y energía eléctrica. En tiempos de crisis global en los que la economía mundial ha sido duramente golpeada, es aún más importante ceñirse a los planes que se han definido; pues no basta con solo desear el desarrollo, se debe priorizar, es un principio elemental de la economía que no todo se puede realizar a la vez.

En el ciclo del desarrollo su ruta se calibra hacia el logro de los objetivos, gestionando, monitoreando y evaluando su desempeño para alcanzar la metas y objetivos sectoriales.