MIGUEL JIMÉNEZ

El presidente de Estados Unidos anuncia a través de un vídeo titulado ‘Acabemos el trabajo’ su candidatura para un segundo mandato que acabaría con 86 años.

Joe Biden quiere ser presidente de Estados Unidos hasta los 86 años. Ese secreto a voces es ya un anuncio oficial. Biden ha proclamado este martes a través de un vídeo de tres minutos, bajo el título Let’s Finish the Job (Acabemos el trabajo) que se presentará a la reelección el 5 de noviembre de 2024. El anuncio, en el que llama a defender la libertad y la democracia frente al intento de los extremistas de cercenarlas ―identifica a estos radicales con la corriente trumpista MAGA, Make America First Again (Hagamos que América vuelva a ser grande)― ha llegado el 25 de abril, el mismo día en que hace cuatro años entró en la carrera por la nominación del Partido Demócrata para intentar desalojar a Donald Trump de la Casa Blanca. En la campaña de 2020 recitó su poema favorito del irlandés Seamus Heaney, en el que “la esperanza y la historia riman”. Ahora, la historia rima consigo misma y la hipótesis más probable es que Biden se enfrente de nuevo a Trump.

El presidente llevaba meses avisando de que su plan era presentarse a la reelección, pero sin dar el paso oficialmente. Con los presidentes en ejercicio se da prácticamente por descontado que concurrirán de nuevo, pero en el caso de Biden, que cumplirá 82 años poco después de las elecciones de 2024, la duda era razonable. La mayoría de los estadounidenses, e incluso de los votantes demócratas, creen que no debería optar a un segundo mandato, según las encuestas.

En la rueda de prensa posterior a aquellas elecciones, le preguntaron si pensaba presentarse a la reelección. Señaló a la primera dama, Jill Biden, y contestó en plural: “Nuestra intención es presentarnos de nuevo”. Ya entonces le dijeron que dos tercios de los estadounidenses preferían que no se presentase y respondió que eso no era algo que fuese a pesar en su decisión. Y al ser preguntado sobre si querría enfrentarse a Trump o Ron DeSantis, bromeó: “Será divertido ver cómo se enfrentan entre sí”.

Más allá de anuncios oficiales, Biden siempre ha insistido en que su plan era optar a la reelección. Con eso disuadía a potenciales rivales de su partido a hacerlo. A diferencia de 2020, el camino de las primarias está expedito para el presidente. No hay rivales de peso. Ha anunciado su candidatura el activista antivacunas Robert F. Kennedy Jr., de 69 años, cuyo principal activo es el apellido de su padre, senador por Nueva York, fiscal general de Estados Unidos y candidato presidencial Robert F. Kennedy, asesinado en 1968, y de su tío, el presidente John F. Kennedy, asesinado cinco años antes. También lo ha hecho Marianne Williamson, cuya presencia es igualmente anecdótica.

Por si la falta de rivales de peso fuera poco, el Partido Demócrata ha redibujado el calendario de primarias a medida de Biden. Comenzarán el 3 de febrero en Carolina del Sur, el primer Estado donde Biden ganó en 2020, tras sus derrotas en Iowa y New Hampshire. Seguirán New Hampshire y Nevada el 6 de febrero; Georgia, el 13 de febrero, y Michigan el 27 de febrero. La convención demócrata que debería proclamar su candidatura a las presidenciales está prevista para los días 19 a 22 de agosto de 2024 en Chicago.

Lo previsible es que la pareja electoral de Biden vuelva a ser Kamala Harris, la vicepresidenta. Es lo habitual repetir y aunque Harris no es muy popular, complementa al presidente. Según han informado medios locales, Biden ha decidido poner el frente de su campaña a Julie Chavez Rodríguez, muy cercana a la vicepresidenta. Si Biden logra la nominación demócrata, la nieta del histórico líder sindicalista y de derechos civiles Cesar Chavez se convertiría en la primera latina en dirigir una campaña presidencial.

El presidente apeló en el último discurso sobre el estado de la Unión, en febrero, sobre la necesidad de “terminar el trabajo”, algo que se podía interpretar como una invitación al Congreso a aprovechar la segunda mitad de su mandato, pero también como un anuncio subliminal sobre su voluntad de volver a presentarse.

La edad

Durante la campaña de 2020, la edad ya fue una cuestión a considerar. Cuando como candidato le preguntaron si pensaba ser un presidente de un solo mandato, evitó comprometerse a ello: “Es legítimo que la gente pregunte sobre mi edad. Es la misma pregunta que me hicieron cuando tenía 29 años [fue elegido senador con esa edad], si tenía la edad suficiente para el puesto. Espero poder demostrar que con la edad viene la sabiduría y la experiencia que permite hacer las cosas mucho mejor”, contestó. Sin embargo, el propio Biden se definió a sí mismo en campaña como “un candidato de transición”.

En principio, Biden parecía tener la prioridad de superar la era Trump, recuperar la normalidad democrática y combatir la polarización de la política estadounidense. Ese plan, sin embargo, pasaba por el hecho de que Trump se retirase de la escena. No ha sido así. El Partido Republicano sigue rehén del expresidente, que promocionó a candidatos extremistas que fracasaron en las elecciones de noviembre pasado.

Ni el papel en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, ni el bulo electoral, ni sus intentos de subvertir el resultado, ni su imputación criminal, ni el fraude fiscal de su grupo empresarial, ni la demanda por violación, ni las investigaciones de la fiscalía por diversos posibles delitos han bastado para restarle apoyo en las bases republicanas.

Que Trump esté en la carrera presidencial de 2024 motivaba a Biden. El presidente presenta a su antecesor como una amenaza para la democracia. Ya le derrotó y se ve con posibilidades de volver a hacerlo. Además, en ese caso, la diferencia de edad no es tanta. Trump llegaría a las elecciones con más de 78 años y, de hecho, si resultase elegido, superaría a Biden como el presidente de mayor edad en caso de completar su mandato.

La presentación de la candidatura permite al presidente poner en marcha el aparato de su campaña, especialmente el recaudatorio. Biden tiene previsto un acto con los principales donantes esta misma semana. La Casa Blanca, por otra parte, es una magnífica plataforma de propaganda política y da una visibilidad incomparable. Para lo bueno y para lo malo.

Fuente: elpais.com