La Virgen María es la Hija de Sión, la Elegida, la Morada en que el Hijo de Dios quiso habitar.

Como Herencia del Señor y Tierra Santa fue presentada María por sus Santos Padres, Joaquín y Ana, en el Templo.

Consagrada voluntariamente para proclamar la grandeza del Señor y su Misericordia en Cristo Jesús de generación en generación.

Al consagrarnos al Señor, recibimos el tesoro que nos hace de su Madre y a muchos hermanos, los Santos de la Fe Católica. ¡Queremos hacer la voluntad de Dios tal como lo indica su Palabra de amor, de comunión y entrega en bien de quien lo necesita.

Demos a Dios porque en este día fue aprobada la Constitución de la Iglesia y los Decretos de la búsqueda de la Unidad de las Iglesias Cristianas y de la Identidad propia de las Iglesias Orientales Católicas. María es Imagen de la Iglesia y el Espejo en que ella ha de mirarse a toda hora para ella pueda conocerse a sí misma, redescubrir su misión y tomar partido a favor de los humildes y pobres, el rostro viviente de Cristo para nosotros.