El historiador Alejandro Paulino Ramos acaba de publicar su libro «La dictadura de Trujillo: Vigilancia, tortura y control político», que relata con detalles los métodos de tortura, represión y persecución política. El director de este diario, Fausto Rosario Adames, escribió el prólogo, y en él propone la creación de una Comisión Oficial de la Verdad, que investigue, organice y establezca la realidad de lo ocurrido en la República Dominicana entre 1930 y 1961. La idea es originalmente de Roberto Álvarez, actual ministro de Relaciones Exteriores. El prólogo completo a continuación.

Rafael L. Trujillo, como personaje militar, político, económico y represivo ha tenido la mayor cantidad de páginas de la historiografía dominicana. La dictadura encarnada en la figura del también personaje novelesco, el dictador cruento y perverso, igualmente ha ganado una extraordinaria cantidad de páginas, tanto testimoniales como narrativas, con las más diversas descripciones. Controversial, como ha sido siempre, Trujillo y su régimen son y seguirán siendo objeto del trabajo de los historiadores, ensayistas, politólogos y sociólogos, y de los narradores.

En este caso no se trata de ningún testimonio particular. Alejandro Paulino Ramos sabe que hay que hurgar en los intersticios de la historia para recoger los detalles, hilvanar los testimonios más acertados, desentrañar las historias familiares y personales, acudir a los lugares donde ocurrieron los acontecimientos, y construir la historia de la represión política más cruenta de la dictadura, y de la historia dominicana, y ofrecer como un compendio casi completo de la historia represiva más sangrienta, no sólo de la República Dominicana, sino de todo el Caribe y de toda América Latina, con la más humana y desquiciada dictadura encarnada en la figura de Rafael L. Trujillo Molina.

Algunos políticos e historiadores han recogido la historia de la represión, como el caso de Rafael Chaljub Mejía, quien al relatar los últimos días de la Era de Trujillo, sin proponérselo entregó un relato bastante aproximado de cómo era la represión y la deshumanización de los mecanismos de persecución política y represiva de los días finales de la dictadura. Ese testimonio se recoge fundamentalmente a partir de las narraciones familiares de algunos de los muertos y asesinados por la dictadura, y de las narraciones que se pudieron elaborar en medios impresos clandestinos, o vivencias que se vivieron en algunas de las cárceles y centros de torturas. Esos testimonios están disponibles fundamentalmente en el Archivo General de la Nación, una de las fuentes fundamentales a la que recurre Alejandro Paulino Ramos para este libro. Muchas de esas fuentes son oficiales de la propia dictadura.

En este libro, sin embargo, hay mucho más. Se trata de una revisión y resumen exhaustivos de la represión, el sistema de vigilancia política, y las torturas establecidas en cada uno de los lugares dispuestos por la dictadura y sus esbirros para doblar la voluntad del pueblo dominicano, para torcer las rodillas de valientes hombres y mujeres y convertirlos en guiñapos desmoralizados, basura humana que ni ellos mismos se soportan, y hasta prefirieron la muerte. Esa es nuestra historia y ese es el testimonio y la documentación que nos aporta este excelente documento sobre la vigilancia, la tortura y el control político en el período de más de 30 años que nos azotó entre 1930 y 1961.

«Somos uno de los pocos países que jamás creó una Comisión de la Verdad, y es el momento de retomar esa propuesta, ya formulada por el doctor Roberto Álvarez Gil, Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Luis Abinader».

Fuente: Editorial del periódico Acento