De las heridas, golpes y desvaríos que sufrimos todos saldrá algo bueno. Así ocurrió con el vasco militar y luego místico Íñigo de Loiola, quien nos ha enseñado en la Primera anotación de sus “Ejercicios Espirituales. Por este nombre se entiende todo modo de examinar la conciencia, meditar, contemplar, orar vocal y mentalmente, y otras espirituales operaciones…Porque así como el pasear, caminar y correr, son ejercicios corporales, por la misma manera se llama Ejercicios espirituales a todo modo de preparar y disponer el ánima a quitar de sí todas las afecciones desordenadas, y, después de quitadas, para buscar y hallar la voluntad de Dios en la disposición de su vida, para la salud del alma”.

Recemos juntos: Toma Señor y recibe…