La confesión de la fe más antigua del Nuevo Testamento la ofrece San Pablo, tradición que el recibió acerca de la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo dada primero a San Pedro y a los Doce, luego a 500 hermanos, a Santiago el menor, y al mismo Apóstol de los Gentiles.

Entre ellos, San Felipe Apóstol, quien llevo a Jesús la multitud hambrienta en la multiplicación de los panes y peces, pide a Jesús en la Santa Cena que les muestre al Padre.

Después de comulgar nos toca hacer las mismas obras del Señor que hizo entre nosotros. Ha prometido que su auxilio se desbordará en nuestro intento.

María, Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.