Al ser elegido el Papa León XIV, al concluir su saludo a la ciudad de Roma y al mundo, rezó el Ave María, y luego impartió su primera Bendición Papal, la cual nos ganó indulgencia.

Otras dos veces más el Papa se ha referido en sus primeros días de servicio a la Madre de Dios en relación a la tierna intercesión de María, Madre de la Iglesia, y Virgen cuya vida fue toda una respuesta a la llamada del Señor, para que ella nos acompañe siempre en el seguimiento de Jesús.

Servidores como la Esclava del Señor, nuestro pronto auxilio.

El gran desafío para nosotros los cristianos es cultivar ese carisma de Don Bosco, el cual, ante cualquier provocación, sabotaje, ofensa y maltrato, nunca perdió los estribos, no explotaba ni se permitía los ataques de irá, menos aún sufrir ante la frustración y la depresión de un presente gris.

Busquemos la alegría pascual del promotor social por excelencia de la juventud, Don Bosco.

Santa Virgen María, Auxilio de los Cristianos…
Ruega por nosotros