María es Virgen Orante. Ella nos enseña como a su familia, la Iglesia, esta gracia, disciplina y arte de orar. Oración dirigida a su Hijo, nuestro Hermano, Amigo y Señor Jesucristo, y el contexto perfecto para esto es la Liturgía Eucarística, la oración perfecta.
Con frecuencia medito de la viudez de la Virgen María y de la orfandad de Jesucristo a partir de la muerte de San José. Ellos nos indican como orarle al Padre Celestial y a actuar en favor de quien clama día y noche para que le hagan justicia.
Día y noche hay que orar y hacer el bien sin dilación. Nos desesperamos esperando respuestas y resultados, y comoquiera las cosas se tomarán su tiempo, llegarán cuando conviene y si no llegan, Dios nos está librando de grandes males.
Pedimos conservar la Fe Católica hasta el día que termine nuestra existencia terrenal.

