En medio de lobos, en los mismos monasterios que él mismo fundó, se encontraba San Benito. Huyó de esos intrusos y oportunistas de la misión de la Iglesia. Encuentra verdaderos hombres que abrazaron la vida de Cristo Pobre, Trabajador y Orante.

Bajo perfil, prudencia y sencillez en todos los aspectos es la vida de los monjes benedictinos, los grandes reformadores de la vida litúrgica y de las costumbres en épocas de gran dificultad a lo largo de los siglos.

El cinismo, la diplomacia hueca y la superficialidad en la vida laboral y oracional son los potentes demonios que quieren socavar a la Iglesia y mantener en la indigencia e ignorancia al común de los mortales.

Desafiante, fascinante, con hambre y sed del Conocimiento Divino nos arropa por completo la Misión de los Santos Apóstoles para que todos alcancen el Reino de Dios y sean sus protagonistas desde lo simple, lo hermoso y lo comunitario.

Virgen Madre, Reina de los Apóstoles… Ruega por nosotros.