Mensaje de paz y rechazo a toda violencia. Es el anuncio alegre que nos hace San Francisco de Asís.

Del bullicio del goce desmedido, reflejo de que no se ha superado la inmadurez de los años juveniles, nos lleva San Francisco de Asís a dar el paso a la verdadera libertad que tiene como principio la pobreza del Evangelio.

La mayor riqueza la encontramos en la creación salida de la mano de nuestro Hacedor. Pequeños somos.

Las criaturas nos llevan a Dios. Son reflejo de su gloria.

Francisco, Reconstruye mi Iglesia. Tras hacer suyo el vivir de los pobres, recibe en la Ermita de San Damián este mandato del Señor. Lo único que hacía falta era humildad y despojo de todo.

Pidamos a San Francisco de Asís la gracia de descalzarnos para poder avanzar, de vestirnos como los santos, de abrazar la pobreza como nuestro mayor afecto y adquirir la sabiduría que da el dedicarse a asistir a quienes carecen de lo más básico y elemental para vivir.