En estos días tengo el propósito para el segundo aniversario de la partida de mi madre al cielo junto a mi Padre, de averiguar datos de su familia.

Sé que estoy tarde en este propósito, pero es una manera de honrarla. Así ha de ser con los abuelos maternos del Señor.

Las cabezas del hogar donde nació y creció la Virgen María han de ser patronos de nuestros hogares como dijo Santa Teresa de Jesús: «La misericordia de Dios es tan grande que no dejará por nada de favorecer la casa de su gloriosa abuela».

Recibimos de los abuelos de Jesús la misión del bien atender a los Dios ha puesto a nuestro cuidado.

El Papa León XIII dignificó su fiesta, que se celebraba por separado hasta que San Pablo VI unificó ambas celebraciones de los Padres de la Virgen María, los Abuelos del Hijo de Dios. Pidamos los auxilios de ellos.