La mejor educación escolar para los pobres. El proyecto de un sacerdote que nos ha dejado este ideal como un deber cristiano.

De no cumplirlo, todos los que comulgamos cometemos el pecado social por no aportar nuestro grano de arena.

Escuelas pías porque la religión católica enseñada en ellas es experiencia de Dios, no solo una clase de conceptos religiosos y cumplimiento de preparar para los Sacramentos de Iniciación Cristiana.

La educación académica como el agua es un derecho de toda persona a recibirla, no un negocio supeditado a los intereses de ciertas esferas. Por eso dijo el Santo Educador: “Muy meritorio, por establecer y poner en práctica, con plenitud de caridad en la Iglesia, un remedio eficaz, preventivo y curativo del mal, inductor e iluminador para el bien, destinado a todos los muchachos de cualquier condición -y, por tanto, a todos los hombres, que pasan primero por esa edad- mediante las letras y el espíritu, las buenas costumbres y maneras, la luz de Dios y del mundo.”

Virgen María, Madre de los educadores, impulsamos a trabajar hasta alcanzar para que el derecho a la educación en todos sus niveles sea asequible y gratuita para todos.