El último día del año es motivo para la Iglesia por la Navidad del Hijo de Dios, nacido de la Virgen María, de confirmar nuestra Fe Católica gracias al Papa que ratificó al Primer Concilio Universal de Nicea del 325 DC.

El mismo San Silvestre I que consagró unos antes la primera basílica del orbe cristiano: San Juan de Letrán dedicada al Apóstol y Evangelista que nos enseñó a comulgar del Verbo que se hizo Carne de María Siempre Virgen para la Redención del género humano.

El mismo Obispo de Roma que fué tiempo atrás Confesor por sufrir terrible torturas durante la persecución general contra los cristianos previa a la Paz de la Iglesia.

Iniciemos este 2026 aferrados y dispuestos a servir con nuestro arduo y honesto trabajo al Reino de Cristo que no tendrá fin.

Mañana concluiremos la Octava de Navidad con la gran solemnidad de precepto de Santa María, Madre de Dios.