A la Santa Virgen y Mártir de las facultades universitarias de filosofía nos encomendamos.
El mundo del mejor pensamiento humano está reclamando volver a ocupar su lugar. La misma sociedad clama por ello. Están agotados todos los agentes de servicio porque impera la violencia, la hegemonía del dinero y el hedonismo rampante.
Nuestros corazones se embotan por estas cuestiones que hemos mencionado. Los malos ejemplos, las presiones, incluso de los empleadores y guías, el alejamiento de esa fe como encuentro con nuestro Creador y Redentor que despertaron ese llamado libre, desinteresado e ilusionado a seguirle.
Retomemos el Camino. Volvamos en este próximo Adviento a la inocencia, a la generosidad y al abandono de todo lo mal hecho.
El Hijo del Hombre, Jesucristo en la Eucaristía, nos llama para poder afrontar las dificultades propias de la vida de todo ser humano. Pánico, miedo, inercia, desaliento, duda o cansancio nos invaden. Pero, no podemos quedarnos estáticos. ¡Hay que avanzar y superar lo que nos tiene amarrados y nos hunde!
Con la ayuda de Dios y de los que nos rodean sigamos adelante!

