Una de las vírgenes mártires de los primeros tiempos de la Iglesia, quien muere por guardar sus desposorios con Cristo, su Amo y Señor.
Tan propia es esta fiesta del tiempo del Adviento. Nos enseña que en esta vida que algunos muchos hacen las veces del martillo, y otros muchísimos más, una multitud incontable hacen las veces de los clavos.
Preferimos ser clavos que martillos. No queremos golpear a los demás buscando en beneficios. El martirio recuerda que todo sacrificio por el bien de las personas es la verdadera religión.
Encomendamos a los invidentes en su día. También a todos los que se dedican a su cuidado y a su promoción como ciudadanos servidores en esta sociedad.

