Ingresa Inés a las Hermanas de Loreto, religiosas de Irlanda, asumiendo el nombre de María Teresa por Santa Teresita del Niño Jesús.

Esta esposa de Cristo recibe en su alma del mismo Señor un mandato: no puedo ir solo. Se refería a los pobres, a los olvidados, a los sufrientes, a los despreciados. Y funda la Santa una congregación a favor de los más pobres entre los pobres.

En 1948, en la Calcuta estructura una disciplina de Vida iniciando el día con Jesús Eucaristía, luego, rosario en mano, salía a asistir a los que nadie deseaba estar con ellos menos se ocupaban en auxiliarles. Pronto otras Misioneras de la Caridad se integran, y comienzan a ser enviadas a otras partes de la India y del mundo. Unión con Dios mediante la comunión con la sed de Jesús y su dolor en la desolación de los más pobres y abandonados de todos.

Su filosofía de servicio era involucrar a las personas de todos los extractos sociales a favor de los más pobres, sin abandonar las religiosas su vida de pobreza. Después de su muerte, sabemos bien de las desolaciones espirituales de la Madre Teresa y como estas le daban fuerzas para seguir adelante. Aunque no sintiese nada, decía: «Que celebren bien la Eucaristía. Si yo me dedico a los más marginados, y les atiendo, es porque acabo de comulgar. Al mismo Cristo, a quien he adorado y recibido en la Misa, es al que veo presente en la persona del prójimo, sobre todo de los más pobres».

Ruega por nosotros, Santa Madre Teresa de Calcuta.